JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Una corrida de toros con el hierro de Antonio López GIbaja hacía segunda del abono de la Feria de San Blas y la Candelaria de la localidad madrileña de Valdemorillo. En el cartel, tres toreros con máxima proyección como el toledano Cristian Escribano, el madrileño David Martín Escudero y el extremeño Posada de Maravillas. A las cinco y media de la tarde arrancaba el paseíllo en el municipio serrano.
Intermitente fue la embestida de un primero de Antonio López Gibaja de muy seria presencia, al que le dejó verónicas intermitentes Cristian Escribano. Tras el tercio de varas y probarlo de nuevo en el caballo, fue cogiéndole el pulso en una faena en la que la mano diestra fue la tónica fundamental del trasteo. No pudo lucirse en un trasteo también intermitente, dejando voluntad ante un animal siempre a menos. Lo mejor de su labor, la tremenda estocada con la que terminó con la vida del animal. Ovación para el torero.
"Trampero”, número 24, también con el hierro de Antonio López Gibaja, era el tercero de la corrida, un toro que no le dejó mostrarse de capote a Martín Escudero y con el que no entró en caliente hasta pasados los primeros tercios de la lidia. Entonces dejó detalles, sobre todo de mucha y muy buena colocación a lo largo del trasteo. Propuso con verdad, se expresó en detalles aislados pero no logró conectar entre los enganchones el joven torero madrileño. Toques precisos le dio en una faena larga, empeñándose en sacar agua por el pitón izquierdo David, lado por el que siempre le dio el pecho ante la nula entrega del de López Gibaja. Firme se mostró en las manoletinas finales, cruzándose como en todo el epílogo muleteril, para dejar una estocada que, tras golpe de verdiguillo, hizo efecto. Oreja tras aviso.
Sentido tenía el tercero de la corrida, con el que Posada de Maravillas no pudo interpretar su concepto. Además, no le dieron lo suficiente en el caballo, ingrediente perfecto para que acusara su mala saña en la faena de muleta del joven torero extremeño. Incluso en un momento de apuro hizo por su subalterno, sin consecuencias aparentes mayores. Silencio para Juan Luis.
El cuarto, "Agricultor”, de 545 kilos de peso, tenía una presencia imponente y por ello fue aplaudido de salida. Le meció los brazos en torero Cristian Escribano con disposición desde el principio, destacando la media tras el ramillete veroniquil. Francisco Navarrete fue el encargado de picar a este cuarto toro. Saludó Jesús Robledo "Tito” tras llevarse una soberana paliza al dejar el segundo par de banderillas, sin consecuencias aparentes. Finalmente fue ovacionado el toledano tras pasaportar a un toro que no humilló para nada e imposibilitó cualquier tipo de lucimiento.
Otro torazo era el quinto de la tarde, también aplaudido de salida, al que le faltaban diez kilos para los seiscientos. Cuidado se le dio en los primeros tercios tras el saludo de Martín Escudero con el capote, y por estatuarios le inició trasteo el torero de Galapagar al serio de López Gibaja. Por derechazos intentó sonsacarle algo en claro al animal, pero entre enganchones no terminó de ligar trasteo, tan sólo la colocación en la proposición fue la nota clave de una tarde que se resumió precisamente en eso. Finalmente, tras el arrimón final por derechazos, fue ovacionado Martín Escudero.
También de seria estampa fue el sexto, que se lo puso complicado a Posada de Maravillas para lucirse de capote en el recibo. Le puso muchísimos problemas en la lidia a Daniel Oliver y finalmente fue Raúl Cervantes el que lidió el toro. Por bajo le inició trasteo Juan Luis al de López GIbaja para llevárselo a los medios y, en ese terreno, plantearle el toreo por la diestra. Humilló el toro ante un toreo de Posada que no terminó de cuajar, dejando su parte más granada al natural.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros cubierta de Valdemorillo, Madrid. Segunda de la Feria de la Candelaria. Corrida de toros. Dos tercios de plaza.
Seis toros de López Gibaja.
Cristian Escribano, ovación y ovación.
Martín Escudero, oreja tras aviso y ovación.
Posada de Maravillas, silencio y leves pitos de despedida.
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