Mary Fortes: "Fue una lucha muy grande, mucho sacrificio,todas las puertas estaban cerradas y entreabrir alguna era muy difícil"

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Mary fortes y sau00fal



 Mary Fortes: "Fue una lucha muy grande, mucho sacrificio,todas las puertas estaban cerradas y entreabrir alguna era muy difícil"


e casualidad vi una corrida en televisión y me quedé alucinada.Desde ese momento dije que no quería hacer nada más en mi vida que dedicarme a aquello.


A mi el toreo me impresiono mucho,que el ser humano,esa persona frágil pudiese dominar a una fiera con un trapo.La estética,yo quería ser participe de aquel dominio.


Cuando mi padre vio que iba en serio me dijo o toro o casa.Yo le dije que yo lo reflexionaba,que el lo pensará mejor y que si decía otra vez me iba,yo lo tenia claro.No me volvió a decir más nada.


Mary Fortes: "Fue una lucha muy grande, mucho sacrificio,todas las puertas estaban cerradas y entreabrir alguna era muy difícil"


.Yo no sabía que en aquella época estaba prohibido para la mujer, cuando me entere no lo entendía.


Fundamos la escuela taurina de Málaga porque pensamos que era necesario e importante.



LA ENTREVISTA DE ROSI FERNÁNDEZ


Esta semana en sección mujeres taurinas entrevistamos a una mujer valiente, empresaria, taurina, crítica taurina, profesora de la Escuela de Tauromaquia de Málaga, Antequera y novillera de la década de los 70 y además madre de torero. Mari Fortes.


¿Cómo fue aquel día que tu cuerpo dijo  ser torera?


Bueno, era una niña y toda mi familia entendió que era un capricho.  Vi una corrida en televisión y me quedé alucinada y en ese momento dije que no quería hacer otra cosa en mi vida más que  aquello.


¿Y qué es lo que te dijeron y qué es lo que te pasó en ese momento por tu cuerpo y tu mente cuándo viste esa primera corrida?


Que aquel hombre pudiera dominar a una fiera con un trapo con estética y la inteligencia del hombre, eso está por encima de la brutalidad. Y quería ser partícipe de aquel dominio.


¿En casa se debieron quedar alucinados porque tampoco había ningún vínculo familiar a la tauromaquia?


 Efectivamente. Yo me acuerdo que mi padre con sus amigos discutía del Cordobés o de Ordóñez y tenía un amigo policía municipal que era Ordoñista 100%, y mi padre sin haber visto nunca al Cordobés, se hacía defensor del Cordobés a muerte.


¿Entonces a raíz de esa corrida qué?


 Mi padre no dijo nada, pero cuando tenía 17 años y que iba en serio, me dijo en una ocasión que tenía que elegir entre toro o casa. Yo  sabía que era para asustarme, pero  de todas formas hubiera elegido Toro. Entonces, le dije que lo  reflexionara. Y cada vez que había toros por la zona me llevaba con él.


Con 17 años empezaste a matar becerros.


Fue una lucha muy grande. Fue mucho sacrificio. Todas las puertas a las que tocaba estaban cerradas y abrir alguna costaba muchísimo trabajo. Eran tiempos muy difíciles y yo lo que no comprendía era cómo no había muchachas que quisieran ser toreras. Yo no lo entendía. Yo era más independiente que las demás niñas de la época. Yo no sabía que  estuviese prohibido. Cuando cayó en mis manos un libro donde decía que estaba prohibido, ahí tuve una crisis que casi me pongo enferma. Y  gracias a  Ángela, empezó a moverlo precisamente en ese tiempo y se pudo abolir esa ley y ya un poco el camino se fue abriendo.


Todo ha cambiado bastante.


 Esto no tiene nada que ver. No quiero decir que ahora sea fácil para nadie, pero por lo menos no tiene  esa dificultad añadida.


Estuviste a punto de tomar la alternativa y  por una lesión de rodilla, tuviste que apartar de una manera u otra de tu sueño.


Pues aquello muy duro, porque todo el que se viste de luces sabe que eso puede pasar, de que un toro te  quite de medio, ¿no? Pero fue más duro porque la lesión que yo tenía siendo una lesión en aquellos tiempo casi incompatible con el toreo, en aquellos tiempos, hoy no! Además, me operaron mal y aquello era más difícil de digerir.


Se te truncó un sueño. Pero te esperaba otro, ser madre y además de torero.


El sábado que reapareció, después de tantísimos meses con la lesión y tantísimos meses de preparación, de rehabilitación, lo viví con  mucha ilusión, pero ya se me había hecho el cuerpo a no tener tanto miedo y lo pasé bastante, bastante mal. Llegó un momento en que terminó de hacer el paseíllo y lo vi cambiando el capote de paseo por el capote de brega y sentí rabia. ¿Qué hace mi hijo aquí? ¿Qué hace aquí? Y después de coger el capote, dio cuatro lances impresionantes y  dices que esto es lo más grande del mundo. Y es una sensación de amor y odio.  De miedo y felicidad.


¿Te hubiese gustado que tu hija también se hubiese dedicado a la tauromaquia?


Yo pensaba que era ella la que se iba a dedicar por su carácter. Si hubiese tenido que apostar por uno, pensaba que iba a ser ella. Yo me acuerdo que cuando estaba en la Escuela Taurina de Málaga que era pequeñita y andaba allí jugando con los niños y nunca quiso coger la muleta porque para ella era tan respetuosa que ella sentía que para jugar no se cogía la muleta.


¿ Cómo es ahora tu vida, qué sigues haciendo?


Pues ahora estoy de profesora de la Escuela Taurina de Antequera y madre de Saúl. Así que ya voy bien.


Siempre viviendo y disfrutando de la tauromaquia.



Cuando yo dejé de torear, y vi que en Málaga no había escuela, fundé la Escuela Taurina de Málaga. Bueno, yo y cuatro más, un picador mío, un banderillero y el padre de Saúl. Así que  nos juntamos cinco aficionados y fundamos la Escuela Taurina de Málaga porque pensábamos que era necesario que  los niños no fuesen con el hatillo por esos mundos.

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