​Tomás Campuzano:” Yo recuerdo todo desde el primer día que me vestí de luces hasta el día que me corté la coleta. Si volviese a nacer volvería a ser torero y a vivir todo lo que he vivido”.

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TOMu00c1S Y ROSI




Tomás Campuzano:” Yo recuerdo todo desde el primer día que me vestí de luces hasta el día que me corté la coleta. Si volviese a nacer volvería a ser torero y a vivir todo lo que he vivido”.Han pasado 40 años.


Los oles de las plazas no los cambias por nada del mundo. He disfrutado de muchos triunfos, viví y sentí momentos muy bonitos e importantes. Yo esperaba y quería sentir lo que era una cornada. Es adorable el recordar esos momentos, añorarles y más cuando ha pasado tanto tiempo. Tiene su parte de nostalgia.


El día de mi alternativa lo recuerdo perfectamente, yo siempre he tenido mucha seguridad a la hora de hacer el paseíllo, al matar las ganaderías que hiciera falta y no me ha pesado nunca. Pero aquel día de la alternativa  cuando iba haciendo el paseíllo mis dos piernas eran dos flanes. Fue el día que más atacado  estaba de nervios por la responsabilidad de torear en Sevilla, todo el mundo me conocía, había ido mucha gente al ver mi alternativa con esos dos figurones del toreo, con los cuales tenía que dar la talla: Curro Romero y El Viti


La primera vez que yo toree en mi vida yo no sabía la sensación que podía ser con el púbico. Fue una novillada en el bosque y aquella plaza que fue la primera que torea un novillo con el capote muy bien, le pegue 20 pases sin saber porque y le corte las dos orejas, cuando di la vuelta al ruedo con las orejas, vi la plaza en pie, eso es inenarrble.



LA ENTREVISTA DE 

ROSI FERNÁNDEZ


Hablamos con Tomás Campuzano y repasamos sus más de 40 años de su alternativa que nos respondía así:


 Felicidades por esa trayectoria taurina y ese homenaje que tuvo lugar en Zufre el pasado sábado 27 de noviembre, por esos 40 años de alternativa.


Sí,  ya cuarenta y dos de alternativa. Estaba programado para hace dos años, en el 2019. Pero claro, por la pandemia no pudo ser y la Peña Taurina de Luis Vilches y el Ayuntamiento de Zufre querían hacerme el homenaje y por eso se ha hecho ahora. La verdad es que estoy contento y muy agradecido por este homenaje.


Vamos a hablar de  ese momento tan bonito. Además, ¿qué balance hace de estos años?  seguramente   le vinieron muchos recuerdos a la cabeza.


Pues sí, el coordinador que llevaba la mesa  era un periodista que conocía muy bien y  perfectamente mi carrera como es Paco Guerrero. Más que  resaltar mi trayectoria taurina, que la conoce muchísima gente, fue el intento de buscar el recuerdo  de mi vida personal y mi trayectoria de aquellos años. Además, de cuando comenzaba, cuando vivía en el campo. Y, por supuesto de la alternativa, lo que supuso el día de la alternativa.

Como es lógico, los momentos que he conseguido como torero, los 20 años que estuve de matador de toros, porque  ya llevo 22 años retirado prácticamente.

A parte, se hablaron de muchas cosas; de los momentos  que vive la fiesta,  de las vivencias mías como torero y como apoderado. También, de los momentos cruciales, personales, de la familia y  de lo duro y de lo que cuesta cuando tienes que salir de viaje y dejar a la familia en casa.

Fue una noche muy bonita, muy interesante. Cuando recuerdas todas esas cosas, pues es adorable.  Además,  después de tanto tiempo recordarlo tiene su parte de nostalgia.


Como bien nos estás diciendo   más de 40 años de la alternativa, la tomaste en Sevilla de manos de Curro Romero y El Viti, ¿ cómo recuerda ese día?


Yo llevaba dos años buenos de novillero, había cortado muchas orejas. Hasta en una tarde corté 3 orejas en Sevilla y, como anécdota, no salí por la Puerta del Príncipe porque  en aquel entonces estaba  multada y no dejaban salir a los toreros por la Puerta del Príncipe.

 Por ese triunfo llegué a torear 11 tardes en Sevilla de novillero. Todos esos triunfos me llevaron a esa alternativa. El día de la alternativa, para mí, fue tremendo. Lo recuerdo perfectamente; hacer el paseíllo con dos figurones del toreo…. Yo  siempre he tenido mucha seguridad a la hora de hacer el paseíllo y de matar la corrida que haga falta- ya se sabe todo lo que he matado antes y no me ha pesado nunca-, pero aquel día de la alternativa…Cuando iba haciendo el paseíllo, mis dos piernas eran dos flanes de los nervios.

Ha sido el día que  más  atacado de los nervios estaba, por la responsabilidad de torear en Sevilla y que todo el mundo me conocía. Pensar que había venido muchísima gente a ver mi alternativa, con esos dos figurones del toreo, y que tenía que dar la talla ... Yo sabía que si no daba la medida,  podía dejarme parado. A parte, el maestro “El Viti” cortó dos orejas a un toro condenado a banderillas negras. Estuvo cumbre. Al ver el triunfo del maestro,  me pegué un arrimón y corté las dos orejas. Disfruté mucho  de mi alternativa.


Ese mismo año, el año de su alternativa, confirmó también en Madrid. ¿Cómo recuerda ese momento? ¿Fue igual o diferente?


Pues mira, por aquel entonces estaba apoderado por la Casa Choperita y nos llamaron para el 5 de agosto. Si  mi apoderado pensaba que teníamos que ir, pues adelante. Fui a la confirmación y no tuve tantos nervios. Yo no había toreado de novillero en mi vida en Madrid. Solo había toreado en Vistalegre en el año 77, pero en Las Ventas no me había presentado de  novillero.

Entonces, para mí, era prácticamente una plaza desconocida. Y bueno, la corrida no me ayudó mucho, pero tampoco estuve mal. La que me sirvió fue la del año siguiente, con una de Murteira Grave el Domingo de Resurrección.

 Ahí sí di la medida y ya tenía consciencia de lo que era Madrid y suponía Madrid. Aquel día  me pegué un arrimón y le pegué  20 pases a un toro. Si no fueron 20, fueron 15 muy buenos con la mano izquierda. Me sirvieron para que me repitiesen 6 tardes en Madrid- tres en San Isidro y 3 en la Feria de Otoño. Todo eso me sirvió para poder torear 40 tardes al año siguiente.


Ha toreado en España, en Colombia, en Venezuela, Perú, Ecuador, Francia y México… ¿Tomás qué se siente, cuando una plaza se pone en pie?


La primera vez que  toreé en mi vida, cuando me vestí de torero,en público, fue mi debut en El Bosque.  Le pegué 20 pases al novillo, sin saber cómo ni porqué, me salieron. Corté las dos orejas. Cuando estaba dando la vuelta al ruedo y veía a la plaza en pie, ahí yo sentí  lo grandioso que  es  ser torero y vestirte con el traje de luces. Luego, a lo largos de muchos años  he saboreado importantes triunfos  en Sevilla, Madrid y Pamplona.

 El triunfo de la corrida de Miura en Bilbao y la  feria de Santander…aquellas  tardes me sabían a gloria.

A parte de Francia; la tarde de Nimes con los Victorinos fue buenísima. Y luego está América… En Venezuela, gracias a Dios, la gente me quería muchísimo, me acogieron con mucho cariño y era mi segunda patria.  Cuando iba a Venezuela, disfrutaba mucho del toreo  y del sitio que se les daba a las figuras del toreo. Todo eso lo viví en Venezuela, porque me hicieron  hijo adoptivo de Maracay  y me dieron L Llave de  Oro de Maracay. Me hicieron numerosos homenajes, cuando me despedí del toreo en Venezuela fue muy bonito, sobretodo en Maracay.

Aparte,  ir a la feria de Lima, la primera vez,  fue impresionante con   Paquirri y El Capea. Aquello me tocó la gloria. Torear un toro en los medios a pies juntos... Las ovaciones y los olés de la plaza suenan distintos. Eso no lo cambias por nada; ni por el dinero ni por nada. Son sensaciones gloriosas.


 Qué bonito es oírte hablar,  todavía parece que fue ayer con esa ilusión y con esa vivencia recordando cada momento y cada  detalle.


Esos momentos los vives tan intensos y se te quedan tan grabados en la mente, que, cuando te los recuerdan o empiezas a mirar hacia atrás tu vida, empiezan a resurgir y vivir esos momentos.

 Yo lo recuerdo como si fuese  ayer mismo. Recuerdo desde el primer día hasta el día de mi despedida, la tarde de Jaén o cuando  me corté la coleta en Lima, aquello fue espectacular. La verdad, esos momentos han quedado en mi mente muy arraigados y cada vez que me recuerdan un poco, lo recuerdo con muchísimo cariño.


Pero, como todo torero, también ha vivido la cara amarga de las cornadas,  la primera y grave en Zaragoza ¿esos momentos te dan ganas de decir hasta aquí o te hacen más fuerte?


No, me hace más fuerte y me sentí mucho más feliz con la cornada. Soy totalmente sincero. Yo llevaba ya 3  o 4 años de matador de toros, había tenido muchísimas volteretas, pero nunca me había calado un toro y me había herido. Yo estaba loco porque un día un toro me diera  una cornada para ver que iba a pasar. Además, yo  iba a tomarlo con más precaución en los  próximos  días que me pusiera delante del toro o iba a salir con más  valor, porque yo siempre escuchaba que el valor de los toreros se va por las cornadas. Estaba loco  porque  me pegara una cornada. Y fíjate por dónde, fue un cornalón  tremendo y  gracias a Dios allí teníamos  al equipo de Valcarrere- caer en las  manos de él es caer en las manos de Dios-.

 Fue tremendo, yo tengo una cicatriz de 49 cm; me abrió en canal y me metió bien  el pitón el toro de Núñez del Cuvillo. Pero aquella cornada, al  día siguiente, me dolía mucho. Me veía con la pierna abierta, cosida y veía que estaba vivo… pues yo estaba feliz.


 Yo llevaba mi cornada con una felicidad tremenda, porque ya había recibido el bautismo de sangre y  estaba loco por salir del hospital para ponerme delante de un animal. Al mes después de la cornada, me fui al campo, a la finca de Núñez del Cuvillo, y me echó un “vacón” grandísimo para  medirme y ver que me había pasado y la sorpresa fue que el valor  no se había ido, que era lo que yo quería. Yo me sentía otra vez seguro toreando y tenía capacidad para aguantar aquello. Y de ahí en adelante vinieron un montón de años más con cornadas.

 Pero eso  sí,  quiero dejar claro para que los toreros y los chavales, que están empezando a querer ser toreros, que sepan que es  muy importante cuando un toro te pega una cornada,  saber por qué te la ha pegado. Si el torero sabe  porqué te pega la cornada,  no te hace daño, además , te da seguridad y tranquilidad para las próximas veces. Ahora, si hay cornadas  que no sabes  por dónde te han venido, esas cosas te vuelven loco.


A mí, gracias a Dios, cuando me pegaba la cornada un toro, sabía porqué me la había pegado , como pasó en Zaragoza. Yo sabía porqué me había pegado la cornada,  porque me había avisado varias veces y yo seguía apostando y seguía cruzando esa raya imaginaria peligrosa. Yo seguía hacia adelante, hasta que me la pegó. Y entonces, como yo sabía que me la había pegado porque la buscaba, porque sabía que el toro me había avisado, pero yo no le echaba cuenta, y  gracias a Dios, cada vez que me he puesto delante del toro después de una cornada, he salido perfectamente,  reforzado  de esos percances.

¿Tomás como ves la tauromaquia de cuando empezabas, después de 40 años?


Diferente, sobre todo en el toro. En la época que me tocó vivir como torero, el toro se movía más. El toro  tenía más movilidad, era más difícil de  entender lo que podía suceder en cada embestida, era imprevisible.

 Hoy los toros salen con el mismo peligro- te echan mano igualmente-, pero son  más previsibles  las reacciones del toro. En aquella época el toro se movía mucho y no sabía cómo iban a ser los cambios o reacciones que iba a tener el toro en la lidia.  Entonces, tenías que improvisar mucho delante de la cara del toro y eso-en aquella época era bueno porque el torero  improvisaba- hace que  el público esté siempre expectante para ver cómo sucede  la faena. Yo creo que eso lo hemos perdido. Por un lado, hemos perdido la emoción en la lidia y en el toro. Por otro lado, hemos  conseguido una perfección en torear más bonito, más despacio y más relajado, porque ahora mismo se torea muy bien. Y en aquella época, por lo menos, no se toreaba tan bien, pero sí afloraba  mucho más la emoción y la garra que había que ponerle a cada instante y a cada embestida de cada toro.


Para terminar la entrevista. ¿Si volverías a nacer, volverías a ser torero?



Igual. Pasaría  por todo lo que pasé en toda mi época de torero, todo lo que he hecho delante del toro, en la plaza. Además, de todas las decisiones que he tomado muy conscientemente, para bien o para mal. En alguna seguro me haya equivocado y en otras he acertado. Si yo volviese a nacer, volvería a ser torero y pasar por lo mismo que pasé en esos cuarenta años que he estado como  torero y que gracias a Dios estoy aquí  vivo y puedo contarlo y disfrutarlo.



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