​El nombre de “Chenel” merecía algo más

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PJC.N

EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 25 DE OCTUBRE,2021)

PEDRO J. CÁCERES


El nombre de “Chenel” merecía algo más


Ha concluido la “Copa Chenel”. En principio, como en su día publicó “La Divisa”, una brillante idea de la FTL ( que en este periodo de pandemia ha estado al quite de los más desfavorecidos del toreo) y el CAT de la Comunidad de Madrid que, además, ha comprometido a la tibia, en tauromaquia, Corporación RTVMADRID.


En principio se ha conseguido el fin, cosa importante: rescatar toreros posibles, marginados, como en el caso del triunfador Fernando Adrián, y dar chance, principalmente, a hierros de la comunidad madrileña.


Pero si aceptamos el principio que “el fin no justifica los medios”, estos han sido manifiestamente mejorables. Y no me refiero a la selección de los 18 toreros a competir -con deficiencias en los presentes y algunas ausencias inexplicables (si hay que dar nombres se dan) y algunas ganaderías fuera de lugar por deslocalización, respecto de la región, y descatalogadas de todos los circuitos, no solo 1ª y 2º, sino en general.


Está muy bien el diseño de “turné” por pueblos de la provincia y rescatar a los aficionados locales de la desidia taurina provocada por los estragos de la pandemia y la ausencia de festejos. Pero, al igual que en el extraño elenco de toreros y ganaderías, el casting de escenarios, también, es, era, manifiestamente mejorable. Y no se puede decir que no haya un solo pueblo madrileño que no sea esencialmente taurino -siempre hay excepciones que confirman la regla- ni se entiende el filtro de los 20.000 habitantes.


Por ello, salta de ojo el no haber aprovechado una serie de cosos modernos que hubieran dado una más fiel, más y mejor imagen, de este certamen. Singularmente en su recta final, y no peregrinar por portátiles que convertían una gran idea de rescate de los pueblos en falta de cuidado de la puesta en escena que convertía los espectáculos en pueblerinos. No siempre lo “de pueblo” tiene que ser pueblerino, término peyorativo.


De forma especial la final que merecía otro escenario que no enmascarara una portátil bajo el eufemismo grandilocuente de “monumental metálica”. La final, resuelta de forma exitosa por el juego del ganado y la entrega y calidad de los finalistas, adoleció de una puesta en escena de más categoría, acorde con el nombre de “Chenel” : otro escenario, y en la Comunidad los hay, y provocar (por lo civil o lo criminal) que, una vez autorizado aforo completo, este hubiera sido más cuajado, por no hablar del acto de proclamación de triunfador y la posterior entrega del trofeo “Chenel”.

Y, otrosí, del riesgo, por fecha, que se corría, previendo una situación meteorológica adversa, lógica. En eso, al menos, hubo suerte.


No se saque de contexto este comentario editorial que solo pretende señalar ,con buena voluntad, deficiencias -a nuestro entender- a corregir, una vez que la collera organizadora ha mostrado voluntad de darle continuidad al certamen. Porque, repetimos, la idea es buena. Tanto que ,al margen de esta opinión, en el grueso del programa de hoy pretendemos tener el balance, en lo positivo,  de la “Copa” con Victorino y Miguel Abellán.

A ellos les corresponde defender su proyecto, que ha tenido cosas muy loables, y a nosotros apoyarlo; pero eso no exime de hacer una crítica constructiva porque el nombre “Chenel” merece un esfuerzo para una mayor homologación en grandeza por lo que “el mechón” significó en tauromaquia.

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