​Morante, ¡p’alante! Que “lo que no pue ser, no pue ser…y, además es imposible”

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PJC.NEDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 9 DE AGOSTO 2021)


Morante, ¡p’alante! Que “lo que no pue ser, no pue ser…y, además es imposible”



“Lo que no pue ser, no pue ser…y, además es imposible”, más que una frase, una sentencia. No se ponen de acuerdo, los bibliófilos taurinos”, si la pronunció “El Guerra” o Rafael “El Gallo” (Divino Calvo); en cualquier caso, dos genios. No deja de ser un pleonasmo para rematar (sin puntilla) una redundancia: si una cosa no puede ser es que no puede ser, pero si existiera la mínima posibilidad de que pudiera ser, en ese caso, sería imposible.


Hablamos, y escribíamos, en nuestro editorial del lunes pasado, sobre Morante y cómo se estaba echando la temporada a la espalda, tirando del carro a base de gestos, en el anuncio, y compromiso y entrega a la hora de convertir el gesto en gesta, matando todos los encastes y ganadería diversas y apostando, hasta el final, por muy complicado que fuer el toro, para sacarle el máximo rendimiento en señal de respeto por el que paga, y, en consecuencia, el que mantiene el toreo (como él mismo se pronunció en varias ocasiones) dando ejemplo que está siendo seguido por otras figuras y toreros.

Nada de esperar su toro y destapar el tarro de las esencias, y si ese animal no sale, quitarle las moscas en un par de minutos y ¡a matar!, como sea.


No, Morante ha asumido el reto, más consigo mismo y con la tauromaquia, que, con el aficionado (que también) y anunciarse y triunfar -sí, triunfar, aún si cortar orejas ni poder pegar 20 pases de cartel- con todos los encastes (repito , otra vez, ejemplos dimos en el editorial pasado), con todos los toreros y en todas las plazas que le reclaman y van por derecho. Todo en un momento muy complicado, por obvio, y donde, además de la entrega vestido de torero, está la generosidad en la negociación, consciente del momento, para acudir, sin más exigencia que se le respete, a tal o cual coso, con tal o cual empresario.


Muchos de los hierros que viene matando son a petición propia, lo que no agrada mucho a algunos empresarios por desbaratar carteles de “sota, caballo, rey”, como el sábado 7 de agosto en El Puerto donde se impuso el reto de matar una corrida de hierro descatalogado: Prieto de la Cal ¿Quién podía acompañarle en el cartel, con la dignidad que su condición de figura merece? La pregunta no tiene respuesta o, ¿sí? …” pues que me anuncien a mí con los 6”.


El gesto estaba hecho, el triunfo llenar la plaza y, luego, matarla, en coso tan señalado en vez de en un matadero.

La corrida salió como se esperaba, los milagros en Lourdes, y la mató. Seis silencios porque no hubo para más, pero seis silencios de respeto y admiración antes que de indiferencia.

Morante, ¡p’alante! Que “lo que no pue ser, no pue ser…y, además es imposible”


Al menos lo intentó. Y salió vivo, entero y verdadero, que no es poco, como figura del toreo.



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