Despachos, rupturas, despechos y nuevas ilusiones

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PJC.

EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL 25 DE NOVIEMBRE 2024

PEDRO J. CÁCERES



Despachos, rupturas, despechos y nuevas ilusiones


Es lo normal en cuanto termina temporada y se barrunta el invierno. Los despachos echan humo con el trasiego de rupturas de apoderamiento, divorcios, y su consecuente nuevo matrimonio con otro u otros apoderados.

Algunos son producto del despecho, de los celos con otros compañeros de “cuadra” y otros de toreros de culo inquieto que nunca están satisfechos de su administración y ya han pasado por todo el escalafón de hombres, y nombres, ilustres.


Pero este 2024, a fecha de hoy, son legión aquellos toreros que han roto con su apoderado (o apoderados) y están en expectativa de destino, quizá en mayor número que lo conocido en muchos años, sin duda producto de la cantidad de alternativas que se han producido por parte de los novilleros más punteros. Y por el momento no encuentran acomodo.

Los más sonados casos recientes han sido los de Roca Rey, desvinculándose de Roberto Domínguez, para ser administrado por su hermano Fernando. Una casa poderosa y eficaz, apoderados puros, como son “Los Lozano” han apostado ( o viceversa) por Daniel Luque, hasta ahora con sus destinos en manos de Juan Bautista.


Generalmente, estos movimientos producen “corrimientos”, como la ruptura de “ Los Lozano” y Tomás Rufo para depositar, el toledano, su futuro, en manos de Víctor Zabala (gerente de Plaza 1 y Nautalia -Madrid y Valencia- además de Valdemorillo y Palencia en compañía de Carlos Zúñiga hijo, que regenta más de media docena de plazas más o menos importantes). No parece mala opción.

Zúñiga ha apoderado en 2024 a Ginés Marín, que para 2025 ha optado por Ávaro Polo.


Una de las revelaciones de la temporada, Damián Castaño, ha cambiado de Sánchez, de Andrés a Manolo, lo que ha supuesto dejar huérfano a una de las promesas de esos alternativados, en 2024, como Mario Navas.

Una ruptura, que entiendo dolorosa, para todos, por ser un matrimonio de hecho, durante casi toda una carrera, larga, es la de El Cid con Santi Ellauri. Rafaelillo y Nacho Lloret rompen su unión para que el murciano sea apoderado por “El Molinero”


Así nos encontramos con más de una docena de matadores, de todos los perfiles, que han en busca y captura de alguien que les eche una mano, entre los que están: Juan del Álamo, Rubén Pinar, Diosleguarde, Lamelas, García Pulido, etc.

El último, o penúltimo, ha sido Jun Leal a quien ha apoderado Nacho de la Serna que vuelve con Fortes.


Otro tanto ocurre con los novilleros con caballos y rejoneadores, destacando la libertad de Leonardo Hernández, tras romper con Álvarez Canorea que se ha unido a Leandro Marcos para hacerse cargo de Sergio Rodríguez. Álvaro Lorenzo ficha por el equipo que comanda Manolo Campuzano.


Y así están las cosas, un montó de toreros sin apoderado, una profesión a extinguir por falta de mano de obra.




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