Gracias, MAESTRO, por tanto, por todo

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EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNES 5 DE AGOSTO DE 2024

PEDRO J. CÁCERES


Gracias, MAESTRO, por tanto, por todo


Un día Antonio D. Olano acuñó: “en España enterramos muy bien”. Mi breve historia de hoy es, a fuer de verídica, sincera (no de postureo) de homenaje y profundo agradecimiento, en la hora del adiós, a Paco Camino.


Mi adolescencia discurría entre los estudios y el futbol (donde con los años llegué a ganar algún dinerillo). Años 60, avanzados -soy del 51-, cuando la televisión española (la mejor de España, no había otra) retransmitía corridas de toros que me despertaban más curiosidad que inquietud. Y un día me ilusioné con el MAESTRO (“El Niño Sabio de Camas).


Curiosamente era su ejecución de las chicuelinas la que me fue enganchando. A partir de ahí, cada vez que anunciaban, en la tele, una corrida con Paco Camino, me apuntaba en primera fila de banqueta. Comenzaba en mí una fase que pasaba de la curiosidad a la admiración por la Tauromaquia. Yo era “caminista”, pero gracias a él empezó una pasión por ver al resto de figurones de ese escalafón (obvio dar nombres porque la lista es larga y está en la memoria de todos) que, para mí, es la verdadera edad de oro del toreo.


Hasta la Corrida de la Beneficencia del año 70 en que, con 19 años, acudí por primera vez a Las Ventas (7 toros, 8 orejas…y gratis, a beneficio del Hospital Provincial). Ahí me enganché a los toros, con un ídolo que seguir que, además (la grandeza de Camino) me dejaba ser de las demás grandes figuras de la época.


Luego, con el paso del tiempo mi vida profesional como periodista fluctuó entre la música, la política y los deportes, pero cultivando, cada vez más, mi devoción por “los toros”. Hasta 1986 en que tuve la fortuna que, en la Cope, me dieran un espacio taurino: nacía “El Albero”, donde he estado al frente por 20 años.


Durante ese tiempo surge la irrupción de Camino y Litri ,hijos, y gracias a los maestros, y José A. M. Uranga, fui testigo de la última tarde de éstos y la alternativa de los “niños”.


A partir de ahí surgió un acercamiento con mi ídolo de toda la vida y gozar de su conocimiento y cariño (hablar de amistad, que también, con personaje tan grande, son palabras mayores).


Por todo ello: Gracias, MAESTRO, por tanto, por todo. Soy quien soy, personalmente, y soy quien soy y he sido quien he sido, profesionalmente, gracias a D. Francisco Camino Sánchez. Dios lo tenga en la Gloria, la que se ganó como figurón de épocas (en plural) del toreo, y cosechar, en el cielo, la siembra, en grandeza, que tuvo como persona.










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