Valencia, Santander: un fin de semana escribiendo la historia

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EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNES 22 DE JULIO 2024

PEDRO J. CÁCERES


Valencia, Santander: un fin de semana escribiendo la historia


El sábado, en Santander, la novillada que abría la Feria de Santiago, para los muchos que la vimos, será un referente de épica y lírica de la terna, sin volver la cara ante el diluvio universal y un piso plaza enfangado.

3 novilleros en postura, muy bien vestidos y, dicen, que cuidados entre algodones, unos más que otros, que terminaron con los ternos, ni siquiera, para el tinte, evidenciaron raza de toreros y proyección de querer ser figuras. No se guardaron nada Navalón, Marco Pérez y Zulueta.

Un festejo de suspensión que los novilleros echaron para adelante.


Navalón se fue por dos veces a la puerta de chiqueros, sufrió volteretas en los novillos de su lote y al que le tocó por la cogida, espeluznante, de Marco Pérez. Navalón venía de marrar la PG de Valencia por la espada, pero en Santander no falló y demostró una capacidad inusual en un novillero para solventar en triunfo la situación.


Si lo de Navalón fue heroico, lo de Marco Pérez fue épico. Tras dramática cogida salió de la enfermería para matar al 5º, ni siquiera esperó par correr turno, y el niño torero se la jugó, otra voltereta incluida, demostrando que además de la precocidad y un concepto de figura tiene valor, casta y amor propio. La espada le privó de la PG, si es que hubiera podido, porque al final del festejo fue trasladado al hospital. Por la mañana había salido en hombros en Mont de Marsan. ¡Bravo! Marco Pérez.


Y, Zulueta, la esperanza blanca de Sevilla, estuvo perfecto en su clasicismo; quieto, seguro, templado, dominando, en todo momento, la situación. Salvo con la espada, lo que le privó de otra PG. Pero ¡qué calidad de torero!


Al día siguiente, en la de rejones, que suponía la despedida de Santander de Pablo H. Mendoza, fue Andy Cartagena el que escribió, con sus monturas y su toreo, otra página para las efemérides cortando un rabo (más 3 orejas). Un rabo cuyo último registro lo tiene Ventura del año 2009. Y es que Santander, no deja de ser una feria amable, pero exigente. La prueba es que el último rabo de un matador de toros lo cortó El Soro en el siglo pasado.


Y, en Valencia, en el cierre de la Feria de Julio, fue Román (quien si no) el que se entretuvo en indultar un toro de Santiago Domecq (nada nuevo bajo el sol teniendo en cuenta el momento de la ganadería).


Y, no quiero dejar de lado, cómo en el exilio de tantos toreros (Francia), en la muy seria plaza de Mont de Marsan, brilló con luz propia, en la difícil concurso, Morenito de Aranda, por lo que se hizo con la sustitución de Borja Jiménez en la corrida de Victorino, cautivando al personal y saliendo en hombros. ¡El que tuvo retuvo! Y falta nada para que cambie la moneda, y si los empresarios españoles se enteran, porque los franceses siempre están al quite.




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