​La “borroka venteña”, los árboles y las nueces

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Pjc las ventas


EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL 16 OCTUBRE

PEDRO J. CÁCERES


La “borroka venteña”, los árboles y las nueces


Con la Corrida de la Hispanidad ha concluido la temporada en Las Ventas, la 1ª plaza del mundo.

Lo ha hecho con 17.000 abonados, todo un logro. En San Isidro se recuperó a Castella, en año de reaparición, y se lanzó a Fernando Adrián, por no pormenorizar más sobre una feria de notable resultado.

El verano apuntó varios nombres de futuro – Juan de Castilla, Damián Castaño, etc.- y las nocturnas (novilladas de julio) congregaron en la final más de 9.000 gentes. En el certamen “Camino hacia Las Ventas” (para novilleros sin picadores) se puso el no hay billetes.

Y en esta Feria de Otoño la apoteósica despedida de El Juli, la ratificación de Castella, la restauración de Ureña, el renacimiento de Talavante y el lanzamiento de Borja Jiménez. Más la heroica de Isaac Fonseca y la vuelta de un rejuvenecido “El Cid” al que no se le echaron cuentas.


Todo, fundamentalmente, Otoño, con la dehesa de bravo diezmada desde la pandemia y haciendo mangas y capirotes para poder componer encierros de la categoría de Madrid. Encajes de bolillos que van a afectar a las temporadas 24 y 25, esperando su regulación 4 años después del año 22 en que el virus empezó a dejar de ser una pesadilla y se normalizaron las camadas que por subsistencia tuvieron que reducirse en los años difíciles.


Y un plus de mérito para la empresa, profesionales y espectadores que han tenido que soportar un ambiente irrespirable provocado por aquellos autoproclamados aficionados (no especifican si buenos o malos) que han desbordado sus habituales malos modos y poca educación (taurina y civil) en esta Feria de Otoño.

La mala fama se la lleva el tendido 7, por extensión -también por currículo-, pero es injusto, porque de la exigencia a la intransigencia habitual del 7, se ha pasado al “macarrismo” de los neoaficionados que pueblan los altos y gradas de este 7, el 6 y el 5. Principalmente jóvenes advenedizos -ese es el problema, que hay “borroka” para rato si no se ponen los medios- pasados de todo como si una tarde de toros hubiera que completarla con un botellón en las gradas. De otra forma no se explica, salvo que el calor les absorba las meninges, tan tiernos ellos (puede ser un atenuante pero nunca eximente).

Una minoría, sí, que quiere absorber el protagonismo , de años, del 7 clásico y que en manos de éste y de los colectivos llamados toristas está el no dejarse succionar y que en el concepto bronca se junten churras y merinas, teniéndolos como rehenes o escudo de malos aficionados, aunque alguno esté orgullos de la herencia que deja.

Los árboles y las nueces

"No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas". (Xavier Arzallus p


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