La tarde de hoy fue de toreros bragaos, entregados a la causa de ser torero, con mayúsculas. Castella explotó Las Ventas y Ureña se la jugó con un auténtico marrajo, con mucho, tarde para enmarcar de ambos espadas.
Para abrir la corrida se jugó un toro con buen estilo, noble por ambos pitones, desplazándose con son. Castella lo pasaportó por ambas manos pero sin llegar a los tendidos, a pesar de los redondos que instrumentó, pero faltó algo para que contagiara al tendido. El inicio por cambiados por la espalda fue cuando mayor calor tuvo del público. El cuarto fue un auténtico tren. Manso de libro, sin atender a los capotes y escupiéndose del caballo. Pero llegó Chacón con el capote rosa y lo centró, y ahí el burel sacó buen estilo, planeando incluso. Viotti puso un par en el que casi se rozó la tragedia. Sin consecuencias. Castella deslumbró en el inicio por abajo, abriendo los caminos del toro, rompiéndolo hacia adelante. Y el de Cortés sacó entrega y humillación por el pitón diestros. Castella dinamitó Madrid en rondas de seis y siete muletazos, con mucha importancia. Hubo dos cambios de manos para enmarcar. Tralla tenía el negro. Bajó el trasteo a izquierdas, puesto que el funo pegaba tornillazos, el francés no pulió este defecto echándose otra vez la zocata a la derecha. Y los redondos tuvieron color y forma. Las manoletinas ponían broche a un triunfo importante, pero la espada la esfumó. Dio una vuelta con toda la plaza en pie.
Ureña volvía a Madrid, después de jugarse la vida en la Corrida de la Prensa. Y no defraudó a nadie. El quinto fu un manso de banderillas negras, con un trapío descomunal. El lorquino se puso donde caen las babas de los toros y se la jugó a carta cabal por ambos pitones. Y sacó pasajes bellos. Como el final por abajo, las trincherillas y trincherazos alzaron la faena a unas cotas supremas. Con un mérito enorme viendo el peligro del burraco. Se tiró a matar saliendo prendido por la chaquetilla, sin consecuencias. A la segunda lo cazó en la suerte de recibir. El verduguillo se llevó un orejón. Al segundo le faltó casta para salirse de los vuelos, a marcas forzadas iba y venía.
Ginés Marín no tuvo suerte ni tampoco su tarde. Su primero no dio opción ninguna y con el sexto no cruzó esa línea que sí cruzaron sus compañeros de cartel. El día 12 hay un hueco y Castella y Ureña han puesto su nombre encima de la mesa.
Plaza de Toros de Las Ventas. Lleno. Toros de Victoriano del Río y Cortés. Bien presentados 1° bueno el primero, con buen son; 2° y 3° deslucidos; 4° manso pero con buen pitón derecho; 5° con peligro; 6° sin clase.
Sebastián Castella, silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso
Paco Ureña, silencio y vuelta al ruedo tras dos avisos
Ginés Marín, silencio y silencio
Escribe tu comentario