“EL Juli” se va por la PG dejando heredero para la intransigencia de la “yihad venteña”

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EDITORIAL DEL PROGRAMA "LA DIVISA" DEL 2,3 OCTUBRE

PEDRO J. CÁCERES


“EL Juli” se va por la PG dejando heredero para la intransigencia de la “yihad venteña”


Se fue “El Juli” tras más de 25 años de figura del torero -ya lo era de novillero, con y sin caballos- como correspondía: por la Puerta Grande.


El destino le tenía guardada una paradoja que dejaba en el alma del torero un sabor agridulce en la doble jornada del adiós en Madrid y Sevilla: el triunfo en Las Ventas con lo que torero y ¿afición? firmaban la paz de una injusta guerra de más de 20 años en los que tras faenas memorables (8 o 10) sólo había sumado una salida en hombros, más la de la tarde inolvidable de su despedida de novillero.


Y en La Maestranza, que le había abierto la Puerta del Príncipe (y de la enfermería) en 7 ocasiones, la frustración de estrellarse contra una corrida de su ganadería de cabecera durante muchos años que no propició el doblete del adiós, como todos deseábamos. Pese a todo, cortó una oreja de reconocimiento a toda una trayectoria como figura de toda una época.


Quizá esa “traición” de Garcigrande (su íntimo amigo Justo Hernández) propició la diligencia (exprés) en abandonar la plaza entre ovaciones, pero sin tiempo para que sus compañeros de terna y resto de toreros -y muchas figuras- de paisano, en los tendidos, pudieran acceder al ruedo, para, al menos, darle una vuelta a La Maestranza en hombros como colofón a toda una carrera de “figurón” del toreo.


Igualmente “torero de toreros” (aunque a algunos les duela) la tarde del sábado colegía que deja heredero de capacidad, valor y arte mestizados, amor propio y superación de adversidades, en un Tomás Rufo que pudo con la “yihad” -ya venía avisado de San Isidro- para cortar una importante oreja, donde se impuso la mayoría del público de Madrid ante la minoría de la que se autoproclama “afición”. Ese trato preconcebido desde que Rufo está anunciado en Madrid es el que nos instala que estamos ante una futura, si no ya, figura del toreo.


Un heredero más, con permiso de Roca Rey (mismos fundamentos que el Maestro) igual de, absurdamente, maltratado por la “yihad” taurina. Nadie discute que es la máxima figura de la actualidad, también desde novillero. Al menos para el público, en general, que bajo su anuncio en todas las plazas y ferias se suele colgar el “no hay billetes”.


De la misma manera que Luque, de similares conceptos de torero largo, en Sevilla pudo salir por la PP y no se le propició, quizá porque no es de la misma Sevilla, o no tiene el pedigrí necesario para el sanedrín “sevillí”.


Adiós, torero, ¡torerazo!, gracias por todo y tanto, que ha sido mucho.


Firmado: un aficionado de a pie, sin título ni diploma de tal condición.


Nota.- Yihad significa la lucha por la causa. (Sin atender a razones).



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