​Bilbao, de Azkuna a Aburto

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PJC BILBAO 1


EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNE 21 DE AGOSTO

PEDRO J. CÁCERES


Bilbao, de Azkuna a Aburto


Es ya un mantra, que por muchas veces que se repita, es una verdad a medias (la peor de las mentiras), “los toros no entienden de política”.

Claro ni los toreros, ni los espectadores y aficionados, de pelos y capas ideológicas variopintas. El mantra se apoya en que “los toros son del pueblo”, exacto. Un pueblo que vota y elige a sus políticos, gobernantes.


Pero la política, los políticos, si entiende de La Fiesta y se entromete en ella, para bien o para mal. Un ejemplo Gijón: sin feria postpandemia en el 22 por la decisión sectaria de una alcaldesa socialista y su revocación para la gran feria vivida en este año, gracias a una nueva alcaldesa, de Foro Asturias.


Ahora le toca el turno a Bilbao, para mal. Del esplendor de la ciudad y, sobre todo, de su Semana Grande en la época del alcalde Azkuna, a la decadencia en lluvia fina (sirimiri) del alcalde Aburto.

Cierto que ambos, el fallecido amigo Iñaki y el actual primer edil eran y es PNV, pero del “azkunismo” al “aburtismo” va un trecho. De la luz y transversalidad, plural, respetuosa con lugareños y forasteros, de toda clase y condición del uno, al bucle melancólico, excluyente y sectario del otro.


Todo empezó por declinar la gestión directa de los toros y sus Corridas Generales (Semana Grande), que era modélica y un ejemplo a seguir por otras plazas de titularidad pública, y ha concluido -de momento- este año con la no inclusión de la semana torera bilbaína en el programa oficial de fiestas, y no ceder la Banda Municipal de Música, que era una de las señas de identidad en sus corridas de toros.


Los hechos no tendrían mayor trascendencia, que la reprobación de este alcalde por los colectivos taurinos, como han hecho los diferentes clubes y peñas, si la plaza registrara aforos adecuados a su categoría, para poder muscular la protesta. Pero eso no fue así el año pasado y, sin adelantar acontecimientos, las perspectivas para este ciclo no son mejores.

Y todo influye para que el desapego vaya calando, cual sirimiri, para preguntarse, “Bilbao, el Bilbao taurino y su Semana Grande ¿quo vadis? (Donde vas).




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