Al borde del no hay localidades se quedó la tercera de abono. Una corrida de mucho contenido, con sus matices. Morante se dejó el triunfo en el cuarto con la espada, Adame tiró de raza y buen toreo y Ginés Marín no se quedó atrás en el sexto toro.
Morante sorteó en primer lugar un animal soso, sin poca chispa. El de La Puebla lo pasó por ambas manos sin sacar nada de la cansina embestida. El cuarto, muy hondo, se dejó lo suficiente, con nobleza y pasador, para que Morante le diera unas cuantas verónicas de buen trazo y forma. Muy despacio. El incio por ayudados por arriba y el toreo a diestras brillaron por encima del toreo al natural- por este pitón el toro se quedaba más corto-. Aún así el diestro dejó dos naturales largos y profundos. La espada se encasquilló y se esfumó el premio.
Joselito Adame salió con el cuchillo entre los dientes. Su primero tuvo la virtud de la movilidad para que el mexicano trazara series ligadas a diestras que llegaron con a los tendidos de sol. Que vio recompensada con dos orejas tras una estocada baja. Con el quinto, el de mejor condición del encierro, Joselito toreo a placer, acertó en las distancias y alturas para que la buena condicón, pero en el límite, rompiera hacia adelante. Y así fue. A zurdas brotaton rondas con poso y armonia. Fue volteado y tras el final de rodillas puso al gentío a caldear. Estocada arriba y dos orejas.
Otras dos orejas cortaría Ginés del tercero. Una faena animosa que llegó a las peñas sobre todo el toreo a diestras. La estocada hasta las cintas puso en su mano una oreja. Lo mejor de su tarde llegaría con el buen sexto, con clase. Ginés Marín dejó a un lado el toreo efectista para soplarle al de Bañuelos unos cuantos naturales redondos, ligados. Espadazo y dos orejas.
Plaza de Toros de Huesca. Feria de la Albahaca. Lleno. Toros de Antonio Bañuelos, bien presentados. Destacaron el quinto y sexto.
Morante de la Puebla, silencio y ovación
Joselito Adame, dos orejas y dos orejas
Ginés Marín, oreja y dos orejas
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