​Toros, toreros y público, la corrida completa: Mont de Marsan

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PJC.N

EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 26 DE JULIO 2021)

PEDRO J. CÁCERES



Toros, toreros y público, la corrida completa: Mont de Marsan


Una extraordinaria feria de Santander saldada con éxito, rotundo, tanto artístico como ganadero y de público en los tendidos, y de la que nos vamos a ocupar, con profusión, en el comienzo del programa, hubiera merecido honores de capitalizar el editorial de cada Divisa de los lunes.

Pero, gracias a Movistar toros, que, a falta de dejarse televisar Roca Rey, para ofertar completa la feria norteña, apostó fuerte por el festejo, en principio, “sobrero”, de Mont de Marsan por donde, el fin de semana, habían pasado figuras y emergentes, encerrona de Ferrera incluida.


El cartel no era de público de clavel, por lo tanto, sino de aficionados. Ese aficionado francés que, con autogestión de comisiones locales y el asesoramiento gerencial de profesionales, no está sometido a los habituales intereses creados que condicionan muchas de nuestras ferias.

Esa comisión local y esa afición que anteponen los hombres, toreros, a los nombres: López Chaves, Alberto Lamelas y Gómez del Pilar, profesionales contrastados de capacidad y solvencia.

Y…el toro. Eje imprescindible para esa afición, sobre todo en las plazas de 1ª del suroeste francés, Las Landas: Bayona, Dax y su capital regional Mont de Marsan.


Y se eligio el hierro que, quizá, en lo últimos tiempos tiene el récord de toros premiados con la vuelta al ruedo: Pedraza de Yeltes, la ganadería del “futbolero” (expresidente de la Real) Luis Uranga y la supervisión del matador de toros salmantino José Ignacio Sánchez.


No hacía falta tirar, demagógicamente, de hierros o encastes en desuso (una gran mentira enmascarada de preservación genética en riesgo de extinción) simplemente, una ganadería con un currículo impecable de seriedad, en su condición de res brava, por fuera y por dentro que hubiera demostrado, con asiduidad y continuidad, que garantizan, sus toros, la corrida total; desde su imponente presencia al salir por chiqueros hasta protagonizar una suerte de varas de verdad – no esos simulacros de tentaderos que la llamada afición “venteña” es tan proclive-. Ir dos, tres y cuatro veces al caballo, de menos a más, de largo y por derecho y quedare en el peto empujando, ¡que espectáculo! Y llegar a la muleta con la casta suficiente, y su dosis de nobleza, que no es dulzura, para aguantar una lidia exigente y dos o tres decenas de muletazos, eso sí, poniendo muy cara su vida.


Para todo ello hace falta un público aficionado que llene la plaza, dentro de las limitaciones de aforo, que sepa y valore lo que ve, que exija una suerte de varas y no una desgracia de toro al caballo y ¡vamos, que nos vamos! y, sobre todo, que respete el tiempo de la lidia y a los que se ponen delante, con rigor y sobriedad pero sin cicatería ni intransigencias  (exigencia, sí) y al final, dar valor a la suerte suprema para manifestarse con justa mesura a la hora de pedir trofeo, de modo que estos no se devalúen por inflación. Luego, entre toro y toro, dar rienda suelta a la jarana, charangas y peñas; porque la seriedad es enemiga de la tristeza.


Tampoco hacía falta una corrida cinqueña, tan al uso últimamente con el “burladero “de la pandemia. A penas uno pasaba los 4 años, y la corrida embistió, con su variedad y sus matices, unos más otros menos, pero durando lo suficiente en la muleta pese a la completa suerte de varas comentada.

Público aficionado, toros probados -con hoja de servicios impecable- y “3 toreros 3” que no se dejaron nada en el hotel y, muy importante, sus cuadrillas, a pie y a caballo, contagiados del compromiso y responsabilidad, el ejemplo que toro a toro fueron dando sus “jefes de fila”: López Chaves, Alberto Lamelas y Gómez del Pilar.

Toros, toreros, público, la corrida completa.


No digo que todos los días, en España, e incluso en otras plazas importantes de Francia (que no todo el monte es orégano), repito, como José Mota, “no digo que me lo mejores, con que lo iguales o lo intentes es suficiente”.

Al menos intentarlo, porque, ya se sabe que “el hombre propone, Dios dispone y…llega el toro y lo descompone” pero ,al menos, intentarlo : la corrida completa, tan completa como el importe del boleto del público.

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