Finito deja su arte, Román su entrega y Marín su temple en Valencia con gran corrida de FuenteYmbro

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


El cierre de la Feria de Fallas de Valencia tenía lugar en la tarde de este martes, 19 de marzo, en un festejo en el que hacían el paseíllo Finito de Córdoba -en sustitución de Emilio de Justo-, Román y Ginés Marín frente a un encierro de Fuente Ymbro. Una corrida que se movió con un duradero segundo de vuelta permite el toreo carísimo de Finito -que pasea el único premio-, las ganas sin acero de Román y la expresión de Ginés Marín.


“Vivero” llevaba por nombre el primero de la tarde, un animal negro listón al que Finito de Córdoba ya dejó una bella media de inicio. Aunque tardó en tomarle el aire al toro, lo hizo y de qué manera el veterano matador, pues fue a partir del ecuador muleteril cuando entendió a su oponente. Sabor, expresión y buen gusto en los muletazos de Finito, que supo aprovechar los últimos compases muleteriles del toro de Gallardo para llegar arriba por la mano derecha. Y con la mano baja le arrancó una tanda que llegó con fuerza a la afición, dejando un trincherazo de un impecable y artístico trazo antes de echarse de nuevo los vuelos a la zurda. Ya completamente rajado el animal, se estiró de nuevo por la mano diestra Fino y sonó un aviso antes de entrar a matar, dejando un pinchazo y una estocada atravesada. Muy a gusto anduvo frente a su segundo, que tenía motor y aprovechó esa movilidad para transformarla en el toreo clásico que siempre ha predicado, especialmente al natural, por donde llegaron momentos de mucho calado en el tendido. Tras un pinchazo, mató al astado, que murió en la misma boca de riego, y paseó una oreja.


“Damasco”, negro listón, nacido en marzo de 2015 era el segundo de la tarde, primero del lote de Román. Una fortísima voltereta le propició el animal en el inicio de la faena, zarandeándolo por los aires y protagonizando el torero un dramático momento. Afortunadamente, y después de que la cuadrilla auxiliase al matador, el torero se repuso y prosiguió el trasteo. A sones de Concha Flamenca fue entendiendo Román la condición del toro, con el que se estiró por naturales, algunos de ellos sueltos cantados por la plaza. También a diestras logró conectar, finalizando por una serie de molinetes antes de tomar el acero y no acertar a la primera. Toro bravo, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Ovación tras dos avisos para el torero. Se hizo daño con la espada al pasaportar al quinto, un toro también ovacionado en el arrastre con el que dejó momentos para el recuerdo por ambas manos y con el que se gustó, pero finalmente sin conseguir premio más allá de la ovación tras dos avisos.


Silenciado resultó Marín frente al tercero, un animal que no tuvo clase alguna en sus embestidas y que fue deslucido. El joven anduvo queriendo pero sin llegar a conectar por la falta de enemigo. Finalmente fue silenciado. Máxima expresión y gusto sacó frente al sexto de la tarde, un animal que se movió como la tónica general del conjunto del festejo y al que el torero extremeño logró componerle tandas de mucho gusto. Por ambas manos corrió los trastos con pulcritud y con el sabor que acostumbra el concepto joven de Marín, llegando con fuerza arriba especialmente en los finales de serie. La tardanza en caer del toro tras el espadazo y el descabello impidieron que tocase pelo el joven.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valencia. Última de la feria de Fallas. Corrida de toros. Un tercio de entrada.

Toros de Fuente Ymbro, el segundo de vuelta al ruedo.

Finito de Córdoba -en sustitución de Emilio de Justo-, ovación tras aviso y oreja.

Román, ovación tras dos avisos y ovación tras dos avisos.

Ginés Marín, silencio y ovación. 

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