​Talavante en el rincón de pensar

EDITORIAL DEL Programa LA DIVISA del 29 de octubre de 2018

PEDRO J. CÁCERES

Talavante en el rincón de pensar

Parecía la bomba H.

El ¿informe, la investigación? sobre los supuestos motivos que indujeron a Alejandro Talavante a anunciar su paro técnico, indefinido y publicado en el suplemento sabatino de un diario generalista (posteriormente difundido en un programa radiofónico de altísima audiencia) señalando al apoderado Toño Matilla como el causante, no ha tenido mayor recorrido que las 24 horas en que tardó en responder el taurino salmantino mediante un comunicado, más la resaca de un par de días en las RR.SS.

Tal es así, que desde el pasado lunes no ha pasado más que una semana y me ha hecho dudar si era tema de actualidad para el editorial del programa de hoy, o había quedado obsoleto.

Pero sí, hacer un repaso de la trayectoria, en materia de administración, que ha trazado el torero en su carrera, que quizá nos ayude, desde la complejidad en la evolución del personaje, entender mejor, de forma aséptica, la decisión del extremeño concluida su última tarde en Zaragoza.

En el currículo de apoderados de Talavante está quien le ayudó de novillero en el anonimato antes de su explosión en su presentación en Las Ventas: Juan Reverte con la ayuda del muy querido y llorado Antonio Corbacho.

Aquello duró lo que tardó en emerger y apuntar desde el minuto 1 a “figura del toreo”.

Su andadura con un Corbacho en solitario, independiente y rebelde (con causa), duró hasta optar por el más duro núcleo del denostado sistema: la empresa de Las Ventas (Chopera/Uranga).

Vuelta a la llamada “independencia” para jugar la carta de apoderamiento con Curro Vázquez.

Y vuelta al “sistema”, más hermético todavía, una multinacional taurina como la FIT comandada por el mexicano Alberto Bailleres. Consorcio que gestionaba, y gestiona, multitud de plazas en México y en España y que apoderaba en esos años a un buen grupo de toreros entre los que destacaba como cabeza de serie Morante donde empieza a rumiar los agravios de trato y cotización respecto del de La Puebla y decide cortar a mediados de 2016 para buscar a Matilla.

Para que Matilla pudiera apoderarle tuvo que solicitar la venia de Manzanares y Fandi, que en su generosidad aceptan. Este dato es importante si hay voluntad de leer, o escuchar, entre líneas.

Funcionan, aceptablemente, la segunda mitad del 16. Y el 17 entero con las cifras dadas (subida de un 47% en la facturación, dato no desmentido),

Y todo parece ir bien hasta el 1 de junio del 18, creo, en Granada y tras ser triunfador en San Isidro.

Los resabios dormidos del pasado reciente respecto de Morante se espabilan respecto de Manzanares para plantarle a Matilla una recomposición en sus contrataciones (que no pasa por cifra alguna) y sí el facturar más que nadie por considerase el “número 1” .

Ruptura, una temporada llena de obstáculos en las contrataciones, por libre, hasta el anuncio de “corte de actividad”, concluida la temporada, en Zaragoza. Punto y pelota.

La conmoción fue lógica por tratarse de un extraordinario torero (una figura consolidada y reconocida, de las que andamos muy escasos), que desde el punto de vista taurino atraviesa por un momento excepcional que dura ya varios años y que -más tardes que menos- ilusiona sobremanera a los aficionados y entusiasma al público en general, más en la plaza que en la taquilla. El quid de la cuestión.

Talavante está en su total derecho de fijar su cotización en lo más alto y posiblemente se lo merezca, pero esa extraordinaria autoestima, con el aval de los aficionados que le veneramos, tiene los riesgos inherentes de chocar con el precio de mercado necesario para equilibrar presupuestos por parte de los empresarios, que también tienen su derecho y libertad a anunciar a quienes consideren rentables y tienen al público como juez supremo en aceptar o no los carteles con su asistencia o su ausencia.

Todos lamentamos la decisión del torero, que en estos momentos es muy necesario a La Fiesta, y respetar la misma, con un rictus de tristeza.

Pero de ahí a cargar, por boca de ganso, contra todos y contra todo no le hace ningún favor, más si desde el “rincón de pensar, su silencio se entiende cómplice, o al menos complaciente, con las imprecisiones, las ambigüedades, las medias verdades y las falsedades de un informe firmado por un neófito en materia taurina y apoyado desde el anonimato por el llamado “entorno” más la bilis destilada por un par de informadores regionales “antisistema”.

Un libelo que no podían sobrevivir más allá de la contundente nota de prensa de Matilla no rebatido por el torero en primera persona y “el que calla, otorga”, dice el refrán.