Ginés Marín, tras la gran faena a Barberillo hace un año

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El extremeño se enfrenta a su primera Beneficencia en Madrid a una edad temprana, pero llamando con fuerza a las puertas del Olimpo. Ginés siempre fue un niño sabio, desde que se llevó todos los bolsines sin caballos en los que participó. Es precisamente la inteligencia y la agilidad para ver a los animales lo que lo ha traído hasta aquí. Tiene mucha facilidad para acoplarse a las embestidas y para moldear los comportamientos porque cuenta con una técnica inusual en un torero tan joven, lo que le da aún más valor y aún más confianza. Y de ellas tira.

Su inclusión en el cartel de hoy está plenamente justificada con su faena al toro de Alcurrucén. A aquel toro le cortó las dos orejas y abrió la Puerta Grande de Madrid, pero no fue menos importante su actuación unos días más tarde en la corrida de la Cultura, cuando sólo la espada impidió que volviese a reventar el portón después de un faenón a un toro de Cuvillo. Hoy todo vuelve a empezar, porque esa es la grandeza del toreo.

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