El francés abre cartel para agotar su último cartucho en un San Isidro en el que su imagen ha sido la de un torero solvente, capaz y asentado en un estatus merecido y justificado. Sin embargo, Juan es ambicioso y no se anuncia porque sí, por lo que un último toro en esta feria no querrá que pase en balde. Conoce la ganadería y tiene la capacidad de torear tan despacio como exige el toro de Moisés Fraile.
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