Hoy José Garrido, tras pisar Valencia y Sevilla con una oreja quitándole el palco el segundo premio pedido con muchísima fuerza por el tendido, viene con el cuchillo entre los dientes a su segunda tarde del año en Madrid.
Recibía en el ruedo de Sevilla la borla de matador hace tan solo tres años. A eso hay que sumarle su apuesta de pisar Sevilla. Inicia su tercera campaña como matador y la demanda de los públicos por ver su nombre en los carteles comienza a convertirse en un juicio cada tarde como si fuera ya figura.
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