La hemorroide nostálgica del “Acurri Eguna”

|

EDITORIAL (Pr606999ograma La Divisa del 26 de marzo,2018)

Pedro J. Cáceres


La hemorroide nostálgica del “Acurri Eguna”


Dentro de los fastos y celebraciones múltiples alrededor del Domingo de Resurrección, desde el prisma mundano hay dos acontecimientos que lo marcan: políticamente el “Aberri Eguna “ (Día de la Patria Vasca) y la corrida del Domingo de Resurrección en Sevilla (hace tiempo que tal fecha clásica en el calendario taurino dejó de tener primer nivel en Las Ventas).

Durante muchos, muchos, años la corrida que abría la temporada en La Maestranza era el día del “Acurri Eguna”: Curro y dos más. Por supuesto dos figuras del toreo, a poder ser sevillanas (eran tiempos en que Sevilla podía presumir de ello) o una alternativa oportuna que en definitiva le diera al cartel olor a “sevillanía”.

Tal así que, toreros que había triunfado muy fuerte en Sevilla o en la temporada global el año anterior se quedaban fuera del cartel de la que, junto con la Beneficencia madrileña, era la corrida más importante del año.

Incluso matadores sevillanos que según los “gurús” no desprendían tal aroma.


Con la desaparición del muy querido Don Diodoro al frente de la Empresa Pagés y la retirada de Curro Romero todo se fiaba a la emergencia de Morante como heredero de tal espíritu cuyos desencuentros con los “nuevos” Pagés –que habían cambiado el romanticismo ruinoso del Patriarca por el pragmatismo de lo posible, no perder 90.000 euros a plaza llena- daba quebraderos de cabeza que se contrarrestaban con la todavía permanencia en activo de grandes figuras sevillanas.


Posteriormente los “arreglos” con el de “La Puebla” devolvían esa filosofía -tan egocéntrica, endogámica y excluyente- al DR para satisfacción de los poderes fácticos taurinos hispalenses.

El último cartel hasta el “golpe de estado” de las figuras en ese invierno fue con Juli y Manzanares hijo en 2013.


El 2014, dentro del espíritu de “sevillanía”, se experimentó con Miura.

El 2015 se “repesca” a Espartaco y se rescata a Manzanares del grupo golpista de 2013.

Recuperada la normalidad en 2016 y 2017 son Morante y Manzanares santo y seña de responder a ese ADN. Pero…


Con la “espantá”, a mediados de la temporada pasada, de Morante y la orfandad de figuras sevillanas, más hechos fallidos en los toreros jóvenes locales por los que se apostaba, pero de mentirijillas, dejaban el DR de 2018 al albur de Manzanares (hijo adoptivo) y dos más… por cierto que no son cualquiera.

Y no se puede decir que sean cualquiera Ferrara y Roca Rey.


Ferrera lo ha demostrado en el mundo mundial y sobretodo en el ruedo maestrante durante algunos años. Sólo interrumpidos por el peaje de su entrega en forma de cornadas o graves lesiones óseas.

Roca Rey ha revolucionado el toreo, punto. Si bien ha cosechado un triunfo rotundo, SÍ,  falta la PP en El Baratillo, por fas o nefas.


Y basta que a ambos toreros los apoderen la empresa o afines para que la minoría, minoritaria, “seviyí” se rasgue las vestiduras y lance serpientes de opinión sinuosas, nunca de frente, sobre el cartel, que responde a criterios puramente taurinos y de interés general por encima de sentimentalismos identitarios.


Como la fuerza de la razón es más poderosa que la razón de la fuerza (identitaria sin fundamento) se guarecen en mentideros y murmuraciones sin dar la cara.


Es la hemorroide, almorrana, el sufrimiento en silencio de la melancolía y la nostalgia casposa del “Acurri Eguna”.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.