​La fe mueve montañas (II): Perera, Luque, Escribano, David de Miranda

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EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNES 15 DE ABRIL

PEDRO J. CÁCERES


La fe mueve montañas (II): Perera, Luque, Escribano, David de Miranda


Pasado el ecuador de la Feria de Abril, Perera, Luque, Escribano y David de Miranda han dado un golpe en la mesa. En la mesa de la Tauromaquia que no en la de los gerifaltes del empresariado.

Perera y Luque abriendo la Puerta del Príncipe y con una carrera contrastada tras muchos años y maltratada contumazmente en los despachos. Quizá porque en su hambre mandan ellos y desvinculados, si alguna vez lo estuvieron, de los clanes del “compro, cambio, vendo”; el cambio de cromos entre los poderosos empresarios-apoderados, y algunos de los gestores más nuevos, y efervescentes, también.


La casuística de Escribano es distinta y muy particular. Pero igualmente solvente. Ahí está su currículo. Y ahí queda para los anales de la historia del toreo su gesto y gesta del pasado sábado, con la corrida de Victorino, donde tras una espeluznante cogida y suturado, en la enfermería, su muslo derecho abierto, volvió a la cara del toro para matar su segundo “Victorino”. Se volvió a ir a chiqueros, mientras sonaba la música, puso dos pares de banderillas, le pegó pases al funo, nada fácil, por avieso, y lo mató con ejemplar hombría y torería. Dos orejas que supieron a Puerta del Príncipe, una más.


Lo de David de Miranda, que cortó 2 orejas al toro de la feria, pese a rajarse al final el ejemplar de Santiago Domecq, un corridón de toros, es para que, algún día, se escriba la trayectoria de éste torero, técnico y artista, pero grabada a sangre y fuego que, cuando florecía, la truncó el parón de la pandemia para tener que volver a empezar.


Perera y Luque no están anunciados en Jerez, Córdoba, Granada, Zaragoza, Nimes... A Madrid van dos tardes, más o menos bien. Escribano mata, únicamente, la de Adolfo … y gracias, tras quedarse fuera el año pasado sin tener en cuenta sus gestas anteriores en Las Ventas y en todas las plazas donde le contrataron.

David de Miranda salió en hombros el día de su confirmación en Las Ventas y, luego, tras una tarde sin suerte, si te he visto, no me acuerdo.


Son toreros que los aficionados esperamos como agua de mayo volverlos a ver, no por confiar en el sistema ni los cambalaches sino por confiar en ellos, que han demostrado que, tras muchos años de alternativa, ellos sí creen en ellos, con afición y torería no se resignan a los despropósitos de los designios empresariales e inasequibles al desaliento se mantiene en la lucha con su fe. Y es que la fe mueve montañas.




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