​Calerito y Lama, la fe mueve montaña

EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL 8 DE ABRIL 2024

PEDRO J. CÁCERES

Calerito y Lama, la fe mueve montaña

La transición entre el Domingo de Resurrección, en Sevilla, y el ciclo continuado, tiene en el festejo del domingo de en medio un claro acento de oportunidad, generalmente, para toreros sevillanos. Y felizmente, en esta edición, con una terna y no un sexteto, donde la suerte juega baza primordial; todo o nada a una sola carta. Bienvenida sea la terna del domingo de relleno, o telonero, que es un término descriptivo y nuca peyorativo. Al menos por nuestra parte.

Y ahí estuvo Juan Pedro García “Calerito” para hacerse presente, desde el quite a Ruiz Muñoz, y reivindicarse, en sus dos toros.

Técnica, gusto, maneras, cabeza, conexión con el público y más que oficio (llegaba con tres corridas toreadas, casi un año sin vestirse de torero) fe. Fe en él, quiere y puede ser torero. Y en la Maestranza lo demostró pese a su cortísimo bagaje.

Incluso le dio un plus de motivación a Lama de Góngora, quien ya, en el que abría plaza, demostró que es torero posible y lo rubricó con la oreja cortada al cuarto.

Otro torero con fe en si mismo que, inasequible al desaliento, a sus 9 años de una alternativa de lujo (Ponce y Manzanares), ha tenido que penar por cosos de polvareda de Perú y México. Una experiencia que le ha da sitio y orgullo torero para no dejarse ganar la partida y llegar con la postura que lo hizo en el coso del Baratillo.

La fe, esa fe que mueve montañas en la profesión más difícil del mundo donde rara avis se llega, se ve y vence. Una fe para no decaer en largos años de travesía del desierto para que el toro del empresariado no le diera su sitio, sí la paciencia y la fe en uno mismo.

El escalafón está poblado de ejemplos de sacrificio en la marginalidad para esperar su momento, aunque sea demasiada hipoteca para los sueños tras tomar la alternativa.

El Cid, Emilio de Justo, Paco Ureña, Borja Jiménez, Fernando Adrián, etc. La lista es larga, son un ejemplo en que, sí: “la fe mueve montañas”.