Cortó una oreja por lo criminal y las dos con petición de rabo por lo civil además de dar su protagonismo al buen toro lisiado propiciándole los honores de vuelta al ruedo. Punto en boca.

Por lo criminal y por lo civil también

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EN CORTO Y POR DERECHO (PJC)



Por lo criminal y por lo civil también




La meteórica carrera de Roca Rey con 19 años y menos de una temporada de alternativa dando la cara en Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, y no una sino dos o tres tardes, según; es una vuelta al pasado sobre el meritoriaje previo para ser figura del toreo “a la antigua”: pronto y en la mano.



Muchas han sido las dudas, incluso las críticas sobre la “explotación prematura” del torero y la osadía de abusar de su valor sin gestionar su administración y provocando a los agoreros que tras ese valor, para muchos inconsciente, no hay más (ocurrió en San Isidro donde tras un trato durísimo sin reparar en tan incipiente carrera la “ilustración” y la crítica reaccionaría se hacían los dedos huéspedes sobre su orfandad en el arte de torear).



Lo de ayer en Pamplona ha debido suponer un disgusto supino para los tecnócratas de la “pureza” torera.

El día, el cartel, la ganadería era ,a priori, suficiente prueba de fuego para con poco salir airoso.


Poco como un manso aquerenciado para darle todas las ventajas aun a costa de su vida. Arriesgó, no se reservó, perdió la 1º batalla (cogida en el escroto) para ganar la guerra por lo “criminal”; lo esperado ¡valor! ¡valor!...y solo valor.

Salió de la enfermería para matar el 6º.



Ese 6º de FuenteYmbro, imponente de trapío, cuernos de asustar y haciendo mucha plaza proyectó desde el 1’ que tenía clase y casta noble para aburrir. Para aburrir al solo valor, sin más, y descubrir, como ocurre con los toros bravos, a toreros refugiados más que en el valor –se tiende a confundir- en el coraje, en el amor propio, la valentonía vestida de ropa de invierno con el oficio.


Había otro hándicap para torero tan nuevo y de ¡sólo valor!. La necesidad de multiplicar el sentido del temple y el mimo sobre el buen trato para estabilizar y hacer durar embistiendo a un toro lisiado.


Faena bien construida, con cabeza, de hacer para torear y sobre el torero fundamental dar una variedad de reportorio, sin excesos y con el metraje justo. Limpia, templada, despaciosa, ligada y rematada con ejecución de suerte suprema de querer, esperando y aguantando.

Cortó una oreja por lo criminal y las dos con petición de rabo por lo civil además de dar su protagonismo al buen toro lisiado propiciándole los honores de vuelta al ruedo. Punto en boca.



Se esperaba más de FuenteYmbre pese a la complacencia del ganadero con ese toros y los dos primeros.

1º y 2º dos toros medios al que les sobró pastueñez y les faltó chispa y transmisión.

Dos buenos toros para un puyazo y otra plaza que dejaron estar correctos a Abellán que apuró demasiado la sosez del animal para diluir lo bien hecho en el primer tramo del trasteo y a Ureña que no pudo obligar má allá de lo justo para que su toreo de profundidad calara.


La botella medio llena de Gallardo tuvo la vacuidad de ese 3º manso y 4º y 5º deslucidos con los que tanto Abellán como Ureña estuvieron por encima tapando más carencias de los “funos”.


Y hasta ahí puedo leer.

Absolutismo a caballo
Años luz y dos destellos

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