Manzanares, tras la oreja del segundo, comentó que "ha sido un toro que ha tenido fondo. Siempre había que esperarlo mucho, por eso en este tipo de faenas había que darle tiempos para que se recuperara. Si le daba dos o tres muletazos seguidos, se paraba. Ha sido de medirle bien sus fuerzas e ir dosificándoselas según avanzaba la faena. Ha ido con la cara a media altura e iba dormidito a veces. No quería darle el toque muy fuerte porque pegaba un salto y había que aguantarle sin pegarle ese toque brusco”.
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