LA CRÓNICA DE ALEJANDRO M. CARABIAS
Roca Rey se llevó el gato al agua. Pechó con el buen segundo. ARR cató la enclasada embestida con el percal, jugando los brazos por verónicas. La media aupó la series a la cota mayor. La faena fue medida, exacta, ligada. Las mejores fases llegaron por la mano izquierda, pulseando el ritmo del toro, que faltó explotar esa pitón. Se metió entre los pitones para que aquello cojiera más fuerza. Salió prendido sin consecuencias, las berbardinas y la espada pusieron en su mano dos orejas, la segunda excesiva. Ovación al toro. Con la Puerta del Príncipe entre abierta salió con el cuchillo entre los dientes, el inicio por estatuarios fue una muestra de declaración. El toro, sin entrega y con la cara por las nubes, fue podido por un redondo a diestras ligado. A partir de ahí, se metió entre los pitones para cortar la oreja.
Otra oreja paseó Aguado del montesinos sexto, con la tarde caída y la corrida que pesaba como una losa, el sevillano pulseó al funo para potabilizar perlas por ambas manos. Un natural cayó con el peso de la armonía. Espadazo arriba. Oreja. Mejor no se puede estar. El tercero tuvo buena condición pero sin raza, Aguado gastó tiempo en un trasteo que no cogió vuelo.
Juan Ortega pechó con el lote más desrazado. Lo mejor fue un quite por delantales al tercero.
Plaza de Toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Lleno de no hay localidades. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (3° bis), una escalera de presentación. El segundo sin remate, que a la postre tuvo gran condición, con clase y fondo. El resto careció de fondo.
Juan Ortega, silencio y silencio
Roca Rey, dos orejas y oreja
Pablo Aguado, ovación y oreja
EL VIDEO RESUMEN
LA GALERÍA DE FOTOS DE ARJONA-PAGÉS
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