Manuel Escribano, 20 años son nada, o todo.

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EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNES 4 DCIEMBR 2023

PEDRO J. CÁCERES


Manuel Escribano, 20 años son nada, o todo.


“Sentir / que es un soplo la vida, / que veinte años no es nada, / que febril la mirada / errante en las sombras / te busca y te nombra”.

20 años son nada, o todo. Son los que cumplirá Manuel Escribano, de alternativa, la próxima temporada. Media vida, cuando ha cumplido los 40 de edad.


En esos 20 años ha pasado por todas las fases de un torero: tardes de gloria y triunfos, cantados y contados, el ostracismo (sin contar ni cantar) y graves cornadas. Heridas de cuerpo y alma como son las “cornás” de despacho.


Algunas físicas, como la de Alicante 2016 (tras una grandiosa faena) vinculada a la espiritual que duele más por la falta de repetición, tras la obligada reaparición en 2017 hasta este 2023 para sustituir a Morante con otro encierro de Adolfo Martín, al que, por cierto, cortó 5 orejas en la edición de 2015. O en El Puerto 2022 en que acaparó todos los premios, para verse fuera en 2023. Un clamor su ausencia de Madrid esta temporada. Son solo algunos ilustrativos ejemplos.

20 años que son todo, o nada, por lo que aventura por venir, con ilusión, en un momento de madurez como torero y paz consigo mismo.


Ha cerrado este ciclo, en el son triunfal, ascendente, desde que Ramón Valencia le rescatara del olvido una tarde de abril en que , por sorpresa, lo anunció para sustituir a un herido “El Juli” que había tenido el gesto de acartelarse con la corrida de Miura (2013). Luego vendría su cenit con el indulto del famoso toro de Victorino Martín: “Cobradiezmos” (2016).


Un 2023 en que, pese a las adversidades, algunas contadas en párrafo anterior, se ha superado asimismo con sus tardes de Sevilla, Bayona, Tarifa, dos indultos, y Bilbao donde vio por una rendija la recompensa a su brillante trayectoria anunciado con Morante y  Roca Rey y donde le cortó una oreja al toro de Puerto de San Loreno; hierros, injustamente, no habituales en sus 20 años como matador de toros.


Que 20 años son nada, porque todo en su ánimo de superación está por conseguir. Nuevo apoderado, el deseo de matar toda la camada de Victorino, incluso una corrida de 6 toros del hierro de la A coronado como evento de efemérides.

No renunciar a Miura, Adolfo, etc. Ni las “portagayolas” y quiebros de banderillas en tablas, que tanto nos hace sufrir a sus admiradores. Seguir creciendo en Sevilla, volver a Madrid y, con sus armas, conseguir que las empresas tomen ejemplo de Bilbao.


Y que al mejor Escribano no echen borrones ajenos y den el sitio que su currículo se ha ganado a sangre y fuego. Nunca mejor dicho.




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