“Tienes que ir al mínimo detalle con cada animal y darle a cada uno el trato que necesita y estar muy pendiente de ellos siempre desde que llegan del campo”
“Tenemos que estar muy pendientes de que las puertas se abran y se cierren conforme vengan, porque cuando hace mucho calor el animal suele venir más bravío; intentamos que se haga en horarios más frescos porque vienen más tranquilos y relajados”
“Es un trabajo muy delicado, que implica muchísima gente y conlleva responsabilidades y obligaciones, además, es un trabajo que necesita muchísima rapidez mental”
Entrevista por Rosi Fernández
La tauromaquia no entiende ni de política, ni de ricos, ni de pobres, ni de hombres, ni de mujeres. Entrevistamos a otra mujer importante de una plaza de toros, la torilera del Puerto de Santa María. Almudena Camacho.
Cuatro generaciones de torileros y la 4ª torilera. Tu bisabuelo, tu abuelo, tu padre. Y ahora, Almudena, ¿cómo recuerdas tu niñez y sobre todo tu vinculación a la tauromaquia?
Pues con mucha dulzura, la verdad. Mi abuelo ya estuvo trabajando en chiqueros desde 1922, este año hacemos un siglo allí ininterrumpidamente, aunque ya mi bisabuelo hacía sus pinitos como clarinero que aún conservamos ese clarín. Y la verdad es que muy bonito, porque es un mundo que no todo el mundo puede ver y que te vas quedando con cada detalle, observando cada movimiento que hace cada persona y vas aprendiendo como decían ellos. “Hay cosas que se aprenden con babas, nunca se aprende con barbas , tienes que ir al mínimo detalle con cada animal y darle a cada uno el trato que necesita y estar muy pendiente de ellos siempre desde que llegan del campo. Y la verdad es que al mínimo detalle todo, absolutamente todo. Muy bonito y ya cuando he podido integrarme en el grupo fue fascinante.
Antes de ser torilera del Puerto has estado siete años de jefa de corrales. Cuéntanos un poco esa labor tan importante como dices de ese cuidado del toro.
Es muy delicado, porque cada ganadería tiene su punto a favor y su punto en contra. Tienes que hablarlo primero con ganadero, con chófer o con veedores. Como viene el ganado, se intenta sobre todo en estos últimos años, de que se puedan embarcar en la finca como recibirlos en la plaza en horarios que sea más beneficiosos para el animal. Tenemos que estar muy pendientes de que las puertas se abran y se cierren conforme vengan, porque cuando hace mucho calor el animal suele venir más bravío, más nervioso, más tenso. Y siempre intentamos que se haga en horarios sobre todo aquí en el Puerto, que vengan en horas que son más frescas que vienen más tranquilos, vienen más relajados. Con todo eso, cada uno tiene su temple, ¿sabe? Pero muy bien, la verdad. Intentamos hacerlo lo mejor posible, como en todos los sitios supongo.
Desde el tendido, la barrera, no se ve el trabajo que lleva ese enchiqueramiento, ese cuidado como nos hablas. ¿Muy bonito, pero de mucha presión, verdad?
Si, mucha, mucha, hay muy poca gente que lo vive. Siempre viene muchísima gente una vez que termina el espectáculo. ¿Oye, mira, no os importa que me quede para ver cómo se embarcan los sobreros? Es de agradecer que la gente venga. Pero sí que es verdad que es un trabajo muy delicado, que implica muchísima gente, porque tú estás haciendo tu trabajo, pero detrás está una cuadrilla entera de toreros que no es solamente el torero, que también está su cuadrilla, hay un empresario, hay muchísima gente vinculada y que tu trabajo es el que haces y conlleva sus responsabilidades y por supuesto sus obligaciones también, pero es esa responsabilidad de toda la gente que hay detrás y obviamente de que todo salga lo mejor posible, tanto para el espectador como para todos los que trabajan en sí durante el espectáculo taurino.
¿Desde el principio te gustó la tarea de corrales, o te hubiese gustado o te gustaría hacer otra para vivir otras experiencias?
Bueno, he empezado este año de torilera, porque si me gusta, si me gustaba. Desde hacía muchísimo tiempo que le dije a mi padre que me gustaría estar un día en la puerta de toriles, porque sí que es verdad que los corrales aquí en el Puerto tienen muy poca altura y el toro se ve desde muy cerca cuando tienes que trabajar con él, pero cuando se ve desde la puerta de abajo… Eso es impresionante. Todavía me gusta más. Ha sido muy bonito. Bueno, también tuve una época que le decía a mi padre, si algún día no puedo estar aquí me gustaría ser aguacililla. Y me decía para ser aguacililla te tienes que salir de aquí, del territorio comanche, y ya se me quitó la idea. Pero no, la verdad es que no, me gusta lo que hago. Yo soy muy muy muy de toros, pero me gusta muchísimo más los toros de la puerta de chiqueros para adentro, todo el trato, desde que nacen hasta que sale por esa puerta y dan lo mejor de sí es, espectacular.
¿Has tenido algún problema a la hora de ser mujer, sobre todo en la etapa de jefa de corrales?
Bueno en la etapa ya de jefa de Corrales. No, la verdad.Ya son muchísimos años ahí, he crecido ahí, hay mucha gente de las cuadrillas que me ven por la calle y que me dicen, te he visto desde niña. Es verdad que prácticamente he echado los dientes allí, pero me costó muchísimo al principio, porque verdaderamente siempre ha sido mayormente un mundo de hombres. Y sí que había no rechazo en sí, pero sí como distancia. Hasta que te ven trabajar y te ven que respondes y ven que trabajas como una persona más, al mismo nivel que los demás. Porque, por supuesto, ya que estás ahí, tienes que trabajar al mismo nivel y al mismo ritmo que los demás. Es un trabajo que necesita muchísima rapidez mental. Se necesita una capacidad de reacción rápida. Hay veces que necesita tiempo también, igualmente. Pero la verdad es que no, nunca me han puesto ningún tipo de problema. Sí que hubo una época que por eso no pude empezar antes por un empresario que no quería mujeres trabajando en la plaza y ya cuando ceso el contrato con el empresario, pues ya sí, ya siempre con papá y la verdad es que muy bien. Y a partir de ahí empezaron a verse veterinarias, presidentas… Ningún tipo de rechazo. Sí, miradas raras algunas veces, pero rechazo no.
Como hemos dicho cuatro generaciones. 100 años aproximadamente?¿ Te gustaría que siguiese la saga, Almudena?
Sí, claro que me gustaría. Me encantaría. Tengo a mi hija con 9 años y ella siempre se viene con nosotros cada vez que puede. Mamá, cuando empiezan los toros, yo quiero estar con ustedes ahí y esta como estaba yo, observando, quedándose con todo lo que puede y al pie del cañón. Pero bueno, todavía le quedan muchísimos años.
Primer año y estreno como tolera en una de las plazas más importantes de España el puerto de Santa María. Por lo que nos hablas, la experiencia ha sido extraordinaria, ¿tienes ganas de seguir ahí y de estar muchos años?
Sí. La verdad es que sí. Espero que sí. Espero poder algún día mirar hacia atrás y decir Sí, lo conseguí, estoy aquí y que todo siga yendo súper bien, igual que hasta ahora, porque la verdad es que se hacen muchísimos amigos, se conoce a muchísima gente y de todo el mundo se aprende siempre, siempre de todo, de lo bueno y de lo malo.
¿Y qué te ha parecido la feria?
Bueno, opinión personal, ha sido como un muy buen equilibrio entre ganado, toreros y cuadrillas. Por supuesto que sí, porque un torero que no aguarde con una cuadrilla espectacular también como él, no es un buen equipo. A mi opinión. Pero la verdad es que la fecha no prometía mucho. El pliego también se presentó tarde, pero con todas sus contras y sus pro. La verdad es que yo creo que ha excepcional. El público ha respondido muy bien y pese a los aprietos y demás en las últimas horas y los arreglos de última hora, ha salido muy buenas ganaderías, con un ganado muy bueno y una aceptación muy buena, la verdad.
Como dijo Joselito el Gallo “Quién no ha visto toros en el Puerto, no sabe lo que es un día de toros. ¿Almudena, lo confirmas?
Lo confirmo en toda regla.
Un placer estar con la primera torilera de España del Puerto, nos despedimos, abriendo toriles a puerta gayola, que las mujeres sigan abriéndose paso en la tauromaquia donde hay cabida para todos, Gracias.
Ojalá. Gracias.
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