​Se impone el VAR y presidentes “a la nevera”

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EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 20 DE MAYO, 2019)

PEDRO J. CÁCERES



PJC.N

Se impone el VAR y presidentes “a la nevera”


Más de lo mismo.

Y no nos cansamos de denunciarlo : la incompetencia total de la mayoría de los presidentes de , casi todas, las plazas de toros. Y cuanto más importantes los cosos, más peligroso, por ir en contra del espectáculo …y del público, que es quien mantiene esto, incluido “su momio”.


Además son transgresores del reglamento cuando su función es la de cumplir la ley y no enmendar la plana a los que han pasado por taquilla.

Me refiero a la condición de mayoría en la petición de la primera oreja.

El diccionario es claro: mayoría es la parte de un conjunto o grupo que representa el porcentaje mayor o más grande de todo el conjunto o grupo. No estipula porcentajes, se entiende que es la mitad más uno.

Comoquiera que los del moquero no tienen ojos más que para el “7” (y confluencias) y el “que dirán” los “plumillas” el día después, pierden la perspectiva de todo el conjunto de la plaza.


Ocurrió con la Puerta Grande de Perera, cuya discusión es sana (bien por Trinidad) pero se pervierte cuando se acojonan y ,con los “dodotis” puestos, afrontan festejos posteriores.


Todo parte de esa cobardía de acomplejados que secuestran la primera oreja, teniendo al público, el pagano, como rehén para no asumir su responsabilidad, y en su caso la bronca, de conceder o no el segundo trofeo. Cuestión casi imposible cuando el primer pañuelo asoma con toro casi arrastrado, o sin casi.


Tal es así que es curioso observar como, con un poquito de suerte, si el matador, o rejoneador, o novillero, cortan una en cada toro, abren esa PG. Mientras que grandes actuaciones, rotundas y redondas, como la de ayer de Sergio Galán se van por el sumidero, no de la ignorancia, que también, sino de su protagonismo y su soberbia ante, repito, “el que dirán”.


Lo de Madrid es mucho más grave, no por ser la primera del mundo, que también, sino por la sectaria política de nombramientos como ha ocurrido este año, de relevo, y que conduce a que “los nuevos” intenten salvar su culo respecto de la “yihad venteña” y contaminar a aquellos que ya han madurado en el palco y que salvo en tardes negras, como ayer, son lo mejor y más equilibrado del panorama presidencial, tal que D. Trinidad.


Por ello sería recomendable, que tal como está pasando en el primer espectáculo de masas (el futbol) –los toros son el 2º- se imponga el VAR, que -con una mayor perspectiva de toda la plaza- calibre si la petición es mayoritaria o no y dar un tiempo, en caso de corregir la intransigencia del presidente, para poder pedir el segundo apéndice, y ahí que el hombre se retrate asumiendo su responsabilidad.


Y como consecuencia de todo ello, en un estado de derecho, además de la posibilidad de recusación por parte de los artistas cuando conozcan quien les va a juzgar, haya la posibilidad que, como a los árbitros de futbol, la autoridad superior los mande a la “nevera” por un tiempito.


Y ese es el riesgo que no quieren asumir porque fuera “hace mucho frío”, y en el palco se está calentito. El del pañuelo… y los suyos, repartidos por la plaza en una absurda tradición de cortesía de las respectivas empresas. ¡Encima!

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