Con el increíble Dámaso empezó todo. Hace 25 años

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EDITORIAL (Programa LA DIVISA  del 23 de julio 2018)

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Con el increíble Dámaso empezó todo. Hace 25 años


El próximo sábado, 28 de julio, se cumplirán 25 años del indulto del toro Gitanito de Torrestrella propiciado por las magistrales manos de Dámaso González en la Feria de Julio de 1993.


Hacía 11 años y días del histórico indulto de Belador (Victorino) perpetrado por Ortega Cano en Madrid, y por lo tanto no se puede decir que hubiera sido el primero en plazas de 1ª, pero sí el inicio de un discurso sin complejos sobre el indulto de un toro bravo en plazas de suprema importancia. Con Dámaso empezaba todo.

Fui testigo directo en mi etapa de El Albero de Cope simultaneada con las retransmisiones, crónicas y reportajes de telediarios en Tele5.


Y lo tengo grabado como si hubiera sucedido hace un rato.

Dámaso González compartía cartel ese día con "El Litri" y Finito de Córdoba.


"Gitanito" fue negro, número 73, 485 kilos, y protagoniza, también, una nefasta anécdota, por desgracia santo y seña de los “vetarinarios” y el “taurineo de Córdoba”, y así está Córdoba (hace 25 años y ahora, un solar): el equipo veterinario había decidido desechar a este armónico ejemplar por falta de trapío. Fue dos meses antes, en mayo.


Como escribió Mondéjar (yo lo suscribí, y lo suscribo, en este recordatorio) : Gitanito fue ante todo un toro bravo y en eso coinciden criador y torero, y también coincide el baluarte más contundente: la genealogía.

Tirando de genealogía llegamos a un semental fundamental, “Ingresado”, padre de “Perdigón” y abuelo del propio Gitanito, cuyo papel ha sido clave a la hora de transmitir caracteres decisivos para la selección.


A “Ingresado” no sólo le cabe el honor de ser abuelo paterno de Gitanito, sino que antes de ello había padreado a otro “Toro de leyenda”, “Bienvenido” (perteneciente a la ganadería de “Jandilla”, también fue indultado en otra plaza mediterránea, la de Murcia, dos años antes)


Dámaso lo definió:

fue un toro bravo, tuvo alegría y mucha codicia. En el caballo resultó completo porque fue pronto, empujó y peleó bajo las varas. Prueba de ello es que murió por el castigo que sufrió en el primer tercio, porque se entregó mucho. Hay toros completos, cuyas cualidades más importantes son la nobleza y la bravura, que destacan por uno de estos dos aspectos. Este destacó por los dos”.


Gitanito es de esos toros que escriben, con letra grande, la historia de la Tauromaquia; pero, y yo lo vi, que estaba allí, nada hubiera sido igual si delante no tiene un figurón magistral como Dámaso.


Y no hace falta que llegue un negro 17 de agosto para recordar al Damaso (sin tilde) de Albacete.

Está permanentemente en nuestro recuerdo, y más cuando llegan estos días en que su protagonismo no es de luto y azabache.

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