Fernando Robleño, tras la faena al segundo, dijo que "he estado con tranquilidad, sabiendo lo que tenía que hacerle al animal. A última hora, esas dos tandas han merecido la pena y el esfuerzo. Creo que he demostrado la dimensión del torero que soy. El toro tenía nobleza, y al principio no le quería atacar para irlo aguantando. Ha sido una faena larga, porque muchos de estos toros hay que ir haciéndolos, rompiéndolos, consintiéndolos, para que al final te den todo".
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