​El baturro montado en un burro o viceversa

EDITORIAL /PEDRO J. CÁCERES

El baturro montado en un burro o viceversa

En este mismo número la entrevista con Nacho Lloret es elocuente en cuanto a los logros conseguidos en Zaragoza, también en otras plazas. Como Madrid que ha rozado el millón de espectadores en el ejercicio 2017.

Los datos espectaculares de Zaragoza, donde se partía no de cero, de menos, como cualquier gestión que siguiera a los ceses administrativos de Serolo (Alicante, Albacete), nos los explicaba con orgullo el gerente del coso de Pignatiellli, y todo en apenas 4 años.

Pues bien, Alicante ha concedido la prórroga a Toros del Mediterráneo (Simón Casas y asociados) y Albacete a “los Lozano y los Manolos”. No así la Diputación de Zaragoza. ¡Elocuente!

La Diputación se guarece, cobardemente, en el burladero de la habitualidad a no renovar ninguna concesión de facto. Pues para ello no escriba en el contrato de licitación la posibilidad de la prórroga, que hasta no extinguida el contrato se entiende vigente.

Más bien me inclino por querer seguir mamando de la teta de la vaca con un canon superior y otras servidumbres más onerosas para la empresa licitante consciente que tras la labor hecha y estar la plaza al alza serán muchos los novios que tenga dicha plaza y la cotidiana competencia desleal contumaz del sector taurino para no respetarse entre compañeros.

Luego vendrá cualquier visionario, como ocurrió con Serolo, ofreciendo el oro y el moro para al final todo “jujana” y la plaza otra vez como un solar.

Políticos de baja estofa, ya se sabe que las diputaciones es el desván dónde los partidos almacenan trastos viejos, de cortedad de miras y supongo que de acojonamiento con los poderes populistas totalitarios que como en el ayuntamiento zaragozano culminaron la humillación de dejar la alcaldía al individuo que carga su gomina al erario público.

No es la primera vez que esto ocurre con la explotación de dicha plaza. ¡Es como lo del baturro montado en un burro “chufla, chufla, que mono te apartes tú!, le decía el baturro al tren que le acosaba mientras el del cachirulo circulaba entra las vías.

Y no es que el hombre sea el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, es que estos baturros de la “Dipu” no se sabe si van montados en el burro o es el burro el que va montado encima de ello, aunque solo sea por intuir, el borrico, son de la misma especie.

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