No lo hizo mal el sexto de salida, meciendo con gusto los brazos, pero fue cambiando de comportamiento poco a poco. De rodillas en los mismos medios de la plaza inició su labor, para proseguir paulatinamente con su labor dejando su impronta por ambas manos ante la descompuesta e informal embestida del toro. No tuvo conexión final el trasteo ante el deslucimiento del toro. Un pinchazo y una estocada pusieron fin a su labor.
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