Otro "Califa" para la Tauromaquia cordobesa

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Montaje editorial finito


EDITORIAL (PROGRRAMA LA DIVISA DEL 17 DE MAYO)

pEDRO J. CÁCERES


Otro "Califa" para la Tauromaquia cordobesa


Las leyendas son eso, leyendas. Se creen o no; se le respetan o no; se le rinden culto o meramente se mueren en el recuerdo de quien las vivió. Y Fino, Finito de Córdoba, Jun Serrano, es una de ellas.

Él, que trazó este domingo en Córdoba diez verónicas de Califa (sin placa pero de Califa).        

             

Diez sentencias para quienes lo daban por muerto. Diez poemas de la leyenda que fletaba aviones a México de novillero.  Diez verónicas que no se recordaban en este ruedo hasta que Garzón ha obrado el milagro de volverlo a anunciar.            Diez versos para una leyenda que la creerán sólo quienes lo vieron, porque la magia de las tardes sin televisión tiene eso: que sólo 4.000 fueron los privilegiados de sentir lo que la “patata” (corazón) de Juan avivó hoy en casa.


Ya se presentía en las calles de Córdoba cuando el alba rompió el silencio de la noche, que hoy, tres décadas después, era su día. Ya olía a Manolete el adoquín de la Mezquita; ya sentía a Joselito, 101 años después, la plaza que no lo vio, pero sí le reza a la religión del Rey y del Monstruo.                                                 

Con el respeto del último Califa oficial, que dejó el Almodóvar del Río de su rutina atraído por un Juan Serrano que le brindó su segunda obra.



Porque fueron de leyenda las verónicas que recetó Finito al tercero: a cámara lenta los lances a pies juntos que iniciaron la serie, abriendo el compás con una increíble parsimonia y personalidad los siguientes lances y un monumento: una media que puso en pie a un tendido absolutamente entregado a un torero único.


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