Eloy Cavazos: "Presentarme en Madrid y abrir la puerta grande, eso es pegarle al gordo de la lotería. Al año siguiente lo volví a repetir ¡la locura!"

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El 20 de mayo del 71 me presento en Madrid. Yo había tenido una actuación en Málaga el 11 de abril con corte de orejas y luego otra corrida más en Barcelona el 9 de mayo y vámonos directito a Madrid. Yo muy chamaco, tenía 20 e iba con mucha ilusión porque las cosas aquí en México eran muy difícil para los toreros que empezamos

ya llevaba más de cien corridas en los pueblos o en algunas partes de mi tierra. Y no me sentía lo suficientemente puesto como para triunfar en Madrid. Pero Dios existe y fui un afortunado que los dos toros se prestaran, que la gente me aceptara y le corté una oreja a cada toro y fue esa sensación tan hermosa de abrir la puerta grande. Esa fue mi mi presentación en Madrid, que le doy gracias a Dios que me rodaran las cosas.


PRESENTACIÓN EN MADRID Y TRIUNFO EN LAS VENTAS


Don Gonzalo buenos días, buenas tardes. No sé qué hora sea en este hermoso país de Quito. Te mando un fuerte abrazo desde Guadalupe, Nuevo León, a mil kilómetros de la capital de Ciudad de México hacia el norte. Hoy aquí tienen su casa.

El 20 de mayo del 71 me presento en Madrid. Yo había tenido una actuación en Málaga el 11 de abril con corte de orejas y luego otra corrida más en Barcelona el 9 de mayo y vámonos directito a Madrid. Yo muy chamaco, tenía 20 e iba con mucha ilusión porque las cosas aquí en México eran muy difícil para los toreros que empezamos, como en todas las partes del mundo, iba con una ilusión tremenda.


Ya había platicado con mi apoderado, don Rafael Báez, un hombre de Venezuela que vino a México y aquí ya se quedó con nosotros. Habíamos platicado mucho de la responsabilidad, de los frutos que nos podía dar una Puerta Grande, un triunfo… y ya no hablamos de Puerta Grande, pa'que les voy a echar mentiras, ya, como me decía don Rafa, mira, con cortar una oreja, dar vueltas al ruedo en Madrid, nos va a rentar muchísimo, Eloy, así que, te ruego, te suplico, por bien tuyo, por bien de tu familia, por bien mía, por bien de del toreo mexicano, pues te la juegues y te pegues un arrimón. Y, pues mira que así fue. Y salí con toda la ilusión del mundo. Había cortado una oreja en Málaga, había cortado dos orejas en Barcelona y venía, pues venía con mucha ilusión hace 49 años a Madrid.


El cartel era impresionante, como tú lo dices, Miguel Mateo, “Miguelín”, un hombre poderosísimo, con unas facultades tremendas y con una tauromaquia preciosa. Y Gabriel de la Casa, entonces, lleno de juventud, de torerismo. Un hombre, pues, entregadísimo a su profesión. Y, yo, pues, un muchacho que ya llevaba más de cien corridas en los pueblos o en algunas partes de mi tierra.


Y pues no, no me sentía lo suficientemente puesto como para triunfar en Madrid. Pero Dios existe y fui un afortunado que los dos toros se prestaran, que a los dos toros los matara a la primera, que la gente me aceptara y, pues, mira, le corté una oreja, le corté una oreja a cada toro y fue esa sensación tan hermosa de abrir la Puerta Grande.


Iba yo vestido de azul turquesa y oro. Y esa fue mi presentación en Madrid, que le doy gracias a Dios que me rodaran las cosas. Pues imagínate tú, imagínense ustedes, presentarme en Madrid y abrir la puerta grande. Pues eso es, eso es pegarle al gordo de la lotería.



RECORD: 8 RABOS EN LA PLAZA MÉXICO


Bueno, tuve la dicha de, en esos 44 años de profesional y 42 de alternativa, de cortar 8 rabos en la Monumental Plaza México. Esta fue una plaza muy difícil para para mí y para muchísimos toreros. Entonces, yo creo, que esos rabos me dieron muchísima importancia para poder seguir adelante. Recuerdo mi primer rabo. Yo creo que el rabo más importante que de esos ocho. Fue un 2 de febrero del 70 y alternaba con Manolo Martínez y José Fuentes. Y veníamos de sufrir un accidente terrible, un accidente tremendo: se había matado el maestro Jaime Bravo en un accidente automovilístico y un novillero, Manuel Silva, que también venía en el coche con nosotros y que yo me había salvado por venir acostado y tirado en el asiento trasero. Y me ponen a los seis días en la Plaza México. 


Yo no quería torear, me sentía muy mal. Había pasado unas horas de mucha angustia en la carretera con el novillero, ya muerto, y el maestro Jaime muy malherido. Mi moral la traía muy baja, pero me anunciaron, que yo era muy joven, y no tuve más remedio que decir que sí. Y toreé esa corrida y, gracias a Dios, esa corrida me abrió las puertas de la gloria porque le corté mi primer rabo en la Plaza México y al lado de dos grandes figuras del toreo, José Fuentes y Manolo Martínez.

Y, de ahí, surgió la idea de ir el próximo año, el año 71, a confirmar la alternativa en Madrid. Entonces fue un rabo muy importante.


Y el último rabo también. Porque fue mano a mano con, con Enrique Ponce, un torero que ustedes lo conocen, un torero de fama internacional, mundial. Yo que sé, es un torero con una calidad impresionante. Y, esa tarde -yo ya estaba macizón, de edad madura- fue en el 2002 y ,pues, mira este cortarle las orejas y el rabo a un toro de Fernando de la Mora y un total de tres orejas y un rabo en ese mano a mano y salir a hombros, también fue un rabo de muchísima importancia.


También hay dos rabos de mucha historia para mí.  Fue en el año 72. Yo venía de España, venía de torear de España y venía muy puesto. Entonces me anuncian dos tardes, dos tardes seguidas, dos domingos seguidos y corto cuatro orejas y un rabo el primer domingo y cuatro orejas y otro rabo el segundo domingo. O sea, ocho orejas y dos rabos en dos tardes seguiditas.


Y, aparte de muchas orejas, muchos fracasos, tres cornadas muy graves que me pegaron en el Plaza México, entonces la Plaza de México, guarda un amor muy grande para para mí.



LA RIVIALIDAD DE LOS TOREROS MEXICANOS DE LA ÉPOCA QUE MADRID PUSO A CADA UNO EN SU LUGAR.


Recuerdo, los manos a manos con Manolo Martínez, aquí en mi tierra en que había una pasión impresionante.  Eso fue, pues, fue divino para nuestra carrera, porque teníamos muchos manos a manos, se acomodaban muchos carteles y venían toreros jóvenes empujando atrás muy bien, como por ejemplo Jorge Gutiérrez, Miguel Espinosa “Armillita”, David Silveti, Manolo Arruza… toreros que venían empujando muy fuerte y entonces eran muy jovencitos ellos y se hacían carteles extraordinarios.


A mí me apasiona mucho este tema porque decían que el mejor torero de México era Manolo Martínez. Decían que el mejor torero de México era Rivera. Decían que el mejor torero de México era Mariano Ramos y otros decían que Eloy Cavazos. Entonces, yo creo que, la plaza que nos vino a poner en nuestro lugar fue Madrid.

Ya han transcurrido casi cincuenta años y no han vuelto a abrir la Puerta Grande los toreros mexicanos. El último fui yo, un 27 de mayo del 72.  Y, pues, eso habla de que es una plaza que se nos dificulta a muchos toreros, llámese mexicanos, ecuatorianos, venezolanos, colombianos… de la nacionalidad que quieras.


Madrid, Madrid es muy difícil y por eso vino a ponernos en nuestro lugar. Por ejemplo, en el año 71, abrimos tres toreros la PG de Madrid: Curro Rivera, Antonio Lomelí y el último fui yo. Y, luego, el 72 la volví a abrir. Y toreros, por ejemplo, que confiábamos muchos en ellos como Mariano Ramos. Que era un torero que se le nombraba, que era un torero muy poderoso, que podía con todo y, desgraciadamente, en Madrid no funcionaron las cosas.


Manolo Martínez, un torero que pues aquí se le decía “el mexicano de oro”, llegó a Madrid y únicamente pudo cortar una oreja en dos actuaciones. Entonces pues eso habla de lo difícil que era.


Curro Rivera en una sola tarde pudo cortar cuatro orejas. Antonio Lomelí le abrió la puerta grande con una corrida mexicana de Minihuapan, y yo abrí la puerta grande dos veces y pude cortar seis orejas en Madrid. Entonces, pues, esa rivalidad fue muy bonita porque los públicos entonces disfrutaban de esos cuatro o cinco toreros muy importantes.


ELOY HA SIDO EL ÚNCIO EN ABRIR LA PG DE LAS VENTAS 2 VECES, CORTAR 6 OREJAS Y EL ÚLTIMO EN SALIR EN HOMBROS, HACE YA MÁS DE 50 AÑOS 


A mi me encanta ir a la Feria de San Isidro, como nos encanta a todos. Desgraciadamente hoy con este problema del coronavirus y esas pandemias tan impresionantes que han afectado al mundo, pues nos ha afectado mucho en todos los deportes, en el arte, en nuestra fiesta brava… en muchas cosas nos ha afectado este empresarialmente, mundialmente, y nos quedamos con los boletos de avión y reserva de hotel en 2020.

A Madrid mi esposa y yo todos los años vamos, tenemos muchos amigos, muchísimos amigos tenemos en España y disfrutamos como no tienes una idea.

Y lo que más me gusta es el 27 de mayo, que es una fecha muy importante para para mí, porque fui el último torero en abrir la puerta grande un 27 de mayo del 72. Pues voy con un grupo de amigos mexicanos que nos juntamos allá, nos tomamos una foto en la Puerta Grande y de ahí nos vamos a Alguna ganadería por ahí cerquita, que compramos algún novillo y lo toreamos, ahí, entre todos y luego nos vamos a comer, y de comer nos vamos a los toros, a Madrid.


Ya ves que todo está ahí cerquita, entonces disfruto mucho de mis compañeros, pues, desgraciadamente, te repito han pasado ya años y no sale un torero mexicano por la Puerta Grande. Es sumamente difícil, cada día se pone más difícil. Yo no digo que no era difícil hace 50 años, era difícil por la época, pero cada día, Madrid, se pone más difícil: el tamaño de sus toros, sus autoridades, su público, sus críticos… es muy difícil conquistar a Madrid. Entonces, pues cada día se pone más difícil para los toreros americanos triunfar. Triunfar en Madrid.



AGRADECIMIENTO A QUITO (ECUADOR)


Tuve la oportunidad de torear en Quito, no toreé en otros estados de Ecuador, pero sí en Quito y toreé y recuerdo que me gustaba mucho prepararme antes de ir a torear a Quito.

Quito es una ciudad muy alta. Aquí, mi tierra aquí que les menciono Guadalupe Nuevo León, tiene una altitud de 500 metros a nivel del mar, pero subir, ir a Ecuador y subir a esas alturas impresionantes pues te quería salir el corazón si no estabas en buena condición física.

Entonces Ecuador siempre fue un país donde me gustaba prepararme muchísimo para no cansarme delante del toro. Sí, si, de por si, el toro nos cansa muchísimo, uno más su presencia, la angustia que siente uno delante de un toro, la responsabilidad, el miedo que te da estar delante de un toro y todavía aparte, estar a dos mil y tantos metros de altura a nivel del mar, pues siempre se te quiere salir el corazón por la garganta.

Entonces pues yo recuerdo mucho Ecuador y, cosa hermosa y curiosa, que las corridas fueron a mediodía. Eso también me sorprendía mucho, porque los toreros normalmente comemos algo antes de una corrida aproximadamente entre 7 y 8 horas para que ya la comida te haya hecho digestión y por si un toro te lastimaba pues no llegar con la con la pancita llena la enfermería.

Entonces Quito me sacaba de la jugada mucho porque eran las corridas a mediodía, creo. Once y media, doce del día.

No, no recuerdo exactamente -porque creo que la última vez que fui hace como 36, 38 años, y recuerdo haber toreado con muchos toreros mexicanos, ecuatorianos, españoles en una feria preciosa, una feria de fiesta, una feria donde todo mundo bailaba, cantaba e disfrutaba de las corridas de toros. Es un país que lo llevo, en mi corazón.


Y, además, una anécdota  curiosa; yo llevé a mi esposa, recién casados y recuerdo que ya iba mi mujer embarazada y no me lo había contado. Y entonces fue en una feria de Quito donde mi mujer me dijo ya estoy embarazada de nuestro primer hijo y así nació Eloy Cavazos Galindo. Este producto de pues en Ecuador, prácticamente en Ecuador se formó ahí por primera vez mi hijo. Entonces pues corridas hermosas, corridas imborrables y pues eso es lo que más recuerdo de esa gran feria.


Quiero mandar un saludo muy especial a a nuestro público ecuatoriano, darle las gracias por esos años que me aceptaron. Muchísimas gracias por todo ello, porque a mi me dio mucho prestigio triunfar en la Feria de Quito y me hizo muy feliz el tiempo que pude torear en esa hermosa plaza


Y, también, pues admiramos mucho a un personaje, a un ser que queremos mucho aquí en casa, que lo conocimos en España, en Zaragoza. Al Padre John le queremos mandar, mi esposa Mary y yo, un abrazo y que seguimos todos los días sus bendiciones, que ahora nos hacen tanta falta para estar en casita. Muchas gracias por esas bendiciones que nos manda a todos los que le seguimos. Muchas gracias. Un saludo. Que Dios los bendiga y gracias por esta entrevista. Y si algo falta más, encantado. Un abrazo. Se les quiere mucho desde Guadalupe, Nuevo León, México.


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