​Los toreros Uceda Leal y Daniel Luque, a hombros en Latacunga

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LUQUE Y UCEDA EN LATACUNGA


Los toreros Uceda Leal y Daniel Luque, a hombros en Latacunga  

 Gonzalo Ruiz Álvarez 


El cierre de la corrida, con los dos diestros españoles, José Ignacio Uceda Leal y Daniel Luque, que salieron a hombros de la plaza es el recuerdo de la tarde de este sábado 5 de diciembre del 2020. Soplaron ráfagas de viento molestas. Con limitaciones en el aforo se lidiaron reses de variada presentación y juego de Huagrahuasi y Triana, destacando el corrido en cuarto lugar, y al que Uceda Leal le cortó dos orejas. El sexto fue devuelto por una descoordinación y en su lugar se lidió un sobrero. Los himnos del Ecuador, de Latacunga y de Quito sonaron antes del paseíllo. El público guardó un respetuoso minuto de silencio por las víctimas de covid. Los tres toreros hicieron el paseíllo desmonterados, ya que eran nuevos en esta plaza. A la dupla española acompañaba el peruano Joaquín Galdós sin fortuna en el sorteo. 


El pitón derecho del primero tuvo más clase desde el saludo de capa por verónicas. Tras un buen par de Juan de la Cruz, brindó a la memoria de Enrique Garzón su hombre de confianza fallecido en España. El inicio del trasteo de José Ignacio Uceda Leal fue primoroso. Serio, clásico y de lento trazo. Se puso el torero con la derecha con tersura y en los naturales, con una embestida incierta en los que el diestro se lució con esmero en al menos tres naturales y pinturero recorte. Los molinetes fueron bien dibujados, acompañando el muletazo con la cintura quebrada, y en número de tres delataban lo que vendría. Dos muy buenas tandas de derechazos de fino corte, temple y hondura, muy apreciados por el público. Con tres cuartos de estocada caída, llegó la primera oreja de la tarde. Ampliar El toreo clásico de Uceda Leal y su certeza con la espada puso en sus manos 2 orejas. 

El cuarto cantó desde los primeros lances de capa que sería mejor que sus hermanos de camada. El recibo de capa del torero madrileño fue entonado y las verónicas a pies juntos pusieron la nota. Un bueno puyazo de Israel Almeida, que sigue por la senda de su dinastía de picadores. La primera tanda con la flámula dejó ver pronto tanto la clase del torero cuanto las condiciones del toro. Las tres series de derechazos fueron de arte, lentitud y un remate con un enjundioso forzado de pecho, de cartel de toros, sencillamente. Cuando Uceda Leal tomó la muleta para ir a torear al natural el toro echaba la cara arriba y el diestro replanteó su estructura de faena volviendo a ese prometedor pintón derecho que el toro mostró nada más salir. Otra serie de grandes muletazos y dos tandas que ya eran al límite de lo que daba el toro que se había entregado al buen quehacer de Uceda Leal. Estocadón, ya en la querencia y dos orejas de ley que paseó entre el aplauso entusiasta y el reconocimiento de los aficionados. 


En el segundo toro de la tarde Daniel Luque lanceó a la verónica y remató con una media. Mejor era el pitón izquierdo El toro apretó en varas y acusó poca fuerza. Daniel Luque mostró que no a todos los toros hay que llevarles la contraria sino darles fiesta donde ellos piden y así fue. Abrigado en las tablas regaló un trasteo de tanta cadencia como conocimiento, plagado de arte, sin obligar a la res y con pases por el pitón derecho, al natural - es decir sin el ayudado - y luego con la derecha sin estoque en unas series que no tenían solución de continuidad, en las que hubo hasta un pase circular aprovechando el viaje del toro y con buen tacto y torero y trato de los avíos y que calibraban bien los espectadores. Mató de una estocada caída que derribó sin puntilla. Dos orejas y vuelta al redondel. En el quinto, un toro que se quedaba encampanado, no dio opciones a lucimiento ninguno. El torero de Gerena porfió en las tablas sin sacar agua del pozo. Lo mató con soltura. A destacar, la buena lidia de Juan Contreras, un profesional. 


Joaquín Galdós se tocó con un mal lote. Un toro que se lo pensaba fue su primero con el que se dobló con oficio e intentó por el derecho. El toro se volvía imposible; mató con habilidad de estocada desprendida. El sexto para el torero de Lima evidenció descoordinación que terminó con el toro devuelto tras varas. En su lugar salió un ejemplar sin presencia que toreó bien a la verónica y que terminó con tres pinchazos y estocada entera.


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