​Lucio Sandín: " Recuerdo la época de Los Príncipes del Toreo con mucho cariño"

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Lucio Sandín: " Recuerdo la época de Los Príncipes del Toreo con mucho cariño"

" Yo prefiero el torero que, con quince pases, ponga al público de pie"

" Para mí, los toreros son los que están en activo, se juegan la vida y viven 365 días por y para el toro"

" Hay un problema de estructura y los estamentos taurinos se deberían de poner de acuerdo para modificar la actual estructura"


LA ENTREVISTA DE

ALEJANDRO M. CARABIAS


¿Qué tal está? ¿Cómo se encuentra?


Bueno, pues mira, como me decía hace un momentito un amigo que hablaba con él por teléfono, no debo estar mal porque tengo ganas de comer, beber y de pasarlo bien. O sea, muy mal no debo estar.


¿Cómo recuerda esa época de Los Príncipes del Toreo? Y encima en este año que se cumplen los 40 años de la alternativa de Yiyo.


Lo recuerdo con muchísimo cariño, a la hora de recordar, creo que no sólo son importantes los recuerdos mentales, sino los emocionales y los sentimentales. Y los tres van de la mano y procuro no pensar demasiado en el tema, porque yo soy más del presente y del futuro que del pasado. Pero cuando se me vienen muchísimos recuerdos a la cabeza de aquella época... por que los tres conceptos van de la mano. Y esto me hace, sin querer, rejuvenecer…todo lo vivo, lo siento y lo recuerdo como cuando tenía trece años.


En la actualidad, eres óptico. Pero uno se siente torero toda la vida, me imagino.


Sí, yo, a lo mejor, me salgo un tanto del paradigma del torero en el sentido de que el torero siempre es torero. Yo no lo veo así. Un profesional, me da igual el aspecto de su vida,como un médico, un abogado, un carpintero que ya no ejerce, pues ya no es profesional, lo fue en su momento. Para mí, el toreo es exactamente igual. Los toreros, y además lo reconozco con absoluta fruición, son los que están en activo, los que se juegan la vida, los que tienen esa capacidad de ponerse delante de un toro y de vivir 365 días al año para el toro. Los demás lo hicimos en nuestro día. Creo que todos nos sentimos orgullosos de conseguir lo que conseguimos en las tardes buenas y quedarnos con la pena de lo que no conseguimos en las tardes malas.


Y sigue toreando alguna becerra en el campo, Lucio.


Sí, ahora sí. Cuando me retiré, estuve veintitantos años quitado absolutamente de todo, sin saber nada de toros, sin saber noticias. Pero hace aproximadamente cinco años retomé el tema. De verdad, cuando vi la situación actual del toro, no lo digo con un mal concepto, sino por la diferencia por la que pude comprobar el momento en el que yo me fui... Y ahora, afortunadamente, tenemos todo el tema de las redes de Internet y esto me permitió poder ver a los toreros actuales que desconocía y las ganaderías. Además, ver una corrida de toros grabada, no me supone verla dos horas, me puede suponer cinco o seis porque la voy echando para atrás continuamente.  Es el ejemplo que pongo muchas veces: como el que ha conocido a un niño con cuatro o cinco añitos y no lo ha vuelto a ver hasta veintitantos años después... En la vida, como en el toro, todo cambia y evoluciona.


Yo soy muy joven, Lucio, y por lo que escucho, dicen que estamos peor. ¿Cómo lo ve actualmente?


Yo esto lo he escuchado toda mi vida. Cuando yo empezaba, se lo escuchaba a los profesionales de aquella época que eran mayores y mucho mayores que yo. Ahora, hay aspectos que son peores, pero claro, esto es una opinión mía, es un criterio y hay otros que son muchísimo mejores. Pero sí hay una cosa que creo que ya no depende del punto de vista de cada uno, sino que objetivamente es así: el estado actual de los novilleros. Hay un problema sistémico de estructura de los distintos estamentos taurinos. Y conociéndolos, lo veo difícil que llegen a un acuerdo. Se deberían poner de acuerdo para modificar esta estructura del mundo del toreo. Hay que pensar en la base del toreo: las novilladas de promoción, las novilladas picadas. Porque las grandes ferias, las ganaderías de prestigio y las figuras del toreo perviven por sí solas. Pero la otra parte hay que cuidarla y estar pendiente. Y me parece que ahora mismo, en ese sentido, se tendrían que hacer muchas cosas.


Han vuelto los chavales al Batán, ¿cómo recuerda la etapa en la escuela?


Como te he dicho antes: hay una parte sentimental. Por lo tanto, a mí, me alegró mucho. Pero también desde un punto de vista práctico, es lo que se tenía que hacer. Como te decía antes, se deben de llegar a unos acuerdos para el futuro. Y con la escuela pasa algo parecido, en el momento de la escisión entre la escuela, que en su momento dependía del Ayuntamiento y posteriormente se escindió con otra escuela de la de la Comunidad de Madrid...Pero creo que es una buena noticia, no solamente para el tema de los chavales y de la escuela que haya vuelto al Batán, sino que además se reactivan las actividades del Batán. El Batán hace afición.


¿Cuáles son los toreros que más le llaman la atención en la actualidad?


 Muchos. Estamos en unos momentos de auténticos figurones del toreo y está saliendo el toro más bravo, con más raza, más encastado, más motor y el que más dura en las faenas. Echo de menos cierta diversidad de encastes. Pero bueno, la situación está como está. Y en cuanto a toreros, independientemente, como te comentaba que la admiración es absoluta y tremenda hacia todos, mi gusto en el toreo va por mi forma de sentir el toreo cuando toreaba.

 No soy muy de los que tienen capacidad delante del toro para aprovechar medias embestidas o toros regulares. Yo soy más del torero que, con quince o veinte pases, revienta aquello. Y por lo que estoy diciendo y por no mencionar a ningún torero en concreto, porque me dejaré a ninguno en el tintero, creo que cualquiera que me pueda escuchar sabe de los toreros que estoy hablando.


¿A raíz del percance suyo, quiso estudiar óptica o ya lo tenía pensado?


No, qué va. Hay muchas personas que piensan esto. Yo, por una imposición familiar de mis padres especialmente de mi padre, si quería torear, había que estudiar una carrera universitaria. Toda mi intención en aquella época era estudiar aviación, que era lo que me llamaba la atención. Pero justo, el año en el que estaba en COU, fue en el que sufrí la cornada del ojo de Sevilla, por lo que al realizar estos estudios ya eran imposibles. Y dio la casualidad, como me ha pasado muchas veces, que tres personas me hablaron de óptica. Y ahí es cuando empecé a estudiar óptica. Terminé la carrera y a los tres o cuatro años de tenerla acabada, tuve un accidente de tráfico muy fuerte que me tuvo 22 meses en el dique seco y los últimos seis meses es cuando entro en contacto con el mundo de la óptica.

Empecé en el mundo de la óptica profesionalmente y después empresarialmente. Y ahí llegó el momento de dejar el toro. Además, tenía unos socios y no podía dejarlos tirados. Porque aquello iba a ser una aventura y no sabía cuáles podían ser los resultados de aquello. Por lo tanto, me retiré y comencé mi andadura en la óptica.


¿Y cómo compaginaba la carrera con los toros?



Muy difícilmente y no sin esfuerzo, porque tampoco iba a clase. Yo tenía la premisa desde que empezaban las clases en septiembre hasta Navidad, tenía que ir a clase todos los días compaginándolo con mis entrenamientos en Madrid. Además, tenía que sacar las mejores notas posibles en el primer trimestre y pensando que éstas me sirvieran posteriormente para solicitar favores a los profesores, cambios de prácticas y fechas de exámenes. Y así es como lo hice. Yo el día de Navidad comía con mis padres en Madrid y después me iba al campo y ya no volvía por Madrid, salvo para hacer exámenes. De tal forma, me tocó estudiar la carrera con apuntes de los compañeros- a los que mando un gran abrazo, como son Toño y Rafa- y ellos me enviaban los apuntes a Sevilla. Y venía exclusivamente a Madrid a examinarme. No fue una época fácil, fue mucho esfuerzo, pero dio su fruto. Como el dicho: el que siembra, recoge. Afortunadamente, sirvió.


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