Cariñosa despedida de El Cid en Cali, cuya espada cambió dos orejas por dos vueltas. E. de Justo cortó oreja

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Achury, un triunfo que se anhelaba y no fue


por Carolina Baquero

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Una corrida muy esperada la del día de hoy, e infortunadamente fue un festejo poco alegre y de pocas emociones; empezando porque la entrada no fue buena.



Se lidiaron seis toros de la ganadería de Achury Viejo, muy bien presentados, pero de un juego poco potable, con complicaciones fuertes que impidieron el lucimiento en especial en la muleta de los matadores.


Manuel Jesús “El Cid” fue obligado a saludar tras el paseíllo, por una afición que lo quiere bastante, aun cuando en Cali no ha tenido mucha suerte en sus presentaciones. El toro que le correspondió a su salida se lesionó un poco una de sus extremidades delanteras, esto sumado a su peso, lo hizo menos potable. Sin embargo, el matador ejecutó una corta pero importante faena, resaltando una tanda con la mano izquierda, alargando el trazo de la muleta y con mucha suavidad para cuidarle. Una estocada buena. Saludo desde el tercio.

Fue el último toro en Cali, de “El Cid” , un toro nada sencillo, le faltaba continuidad para embestir a la muleta del andaluz, quien lo puso todo por encima de las condiciones que se le presentaban; logró hilvanar una faena completa, con tandas en redondo y llenas de su sonrisa, con esa alegría característica que llegó a los corazones de los caleños. La espada le jugó una mala pasada y eso le quitó las dos orejas que seguro ya tenía. Dos vueltas al ruedo.


Emilio de Justo parecía que iba a tener la misma suerte de la noche anterior, el toro era soso y le costaba pasar; sin embargo, Emilio fue persistente, le tapó la salida con la muleta y logró ligar con mucho esfuerzo una faena de valor, mérito, limpia dentro de las condiciones y que además conectó con los tendidos. Una gran estocada. Oreja.

Tampoco fue el toro para triunfar, De Justo, se enfrentó a un toro parado, que manseaba y no quería saber nada de la muleta. Emilio se mantuvo firme, arrancándole uno y otro pase … queriendo decirle a la afición colombiana que él les respeta y quiere agradarles. Estocada de casi inmediata acción. Palmas.


El antioqueño Luis Miguel Castrillon, sacó de primero en su lote a un toro manso, que tenía nobleza pero cuánto le costaba pasar y repetirse, se quedaba a mitad de pase; así exponiendo la corporalidad del matador. Finalmente, fue una faena de técnica y de tratar de dar orden a su actuación pero con cero lucimiento posible. Un primer fallo con la espada y posteriormente una en todo lo alto, fulminante. Leves palmas.

Creíamos que iba a ser el momento del triunfo de Castrillon porque desde el capote se veía que estaba logrando entenderse con el toro, que perseguía, feo pero lo hacía. La faena de muleta fue ligada, digna, con un norte claro pero de un momento a otro se vino a menos, lo desarmó y después de otros pases lo prendió y le dio una voltereta fea sin consecuencias graves. Ya con la espada vio su peor momento. Palmas tras aviso.




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