BILBAO: Fin de ciclo

                                         EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL 27 DE AGOSTO 2018

PEDRO J. CÁCERES

BILBAO: Fin de ciclo

La Semana Grande bilbaína 2018 ya es historia.

Y no precisamente por la brillantez con la que se ha desarrollado el ciclo, ni tampoco por la asistencia, pese a haber recuperado unos pocos de miles de espectadores a lo largo de los 9 días, pero insuficiente para proyectar imagen de solidez en los aforos.

Dice el refrán “el hombre propone, Dios dispone y llega el toro y lo descompone”, más en Bilbao, donde el toro es el elemento del espectáculo taurino sobre el que pivotan las “Corridas Generales”.

Se había confeccionado una feria de alto presupuesto con dobletes de las 4 figuras más rutilantes del escalafón y los hierros más prestigiosos del momento; y estos no han funcionado.

Se salva Victorino por la variedad de registros, el premio se va a Torrestrella, con mucha movilidad, pero poca entrega y ninguna humillación, y si se quiere dos grandes toros de Alcurrucen y toro y medio de Victoriano del Río con deficiente presentación. Quizá uno de Garcigrande y ninguno de Cuvillo, Parralejo y Miura; tres desastres.

Con esta mediocridad, tampoco es que las figuras estuvieran más allá de correctos, con algunos destellos de Juli y Ponce en sus dos tardes, ningún deslumbre de Manzanares y “siempre nos quedará Roca Rey” … y Urdiales, los auténticos triunfadores de la feria, principalmente el riojano.

Bien los jóvenes como Lorenzo, Luis David, Román y apasionada entrega de Fortes y Escribano. Los “guerreros” del domingo de Miura, cada uno con sus armas se ganaron la repetición.

¿Qué repetición?

Ese es el problema y el dilema.

Porque esta feria es un fin de ciclo, largo y muy brillante ciclo, ante la decisión del ayuntamiento de sacar la plaza a concurso. Que me temo no va a ser la panacea y. sin querer caer en pesimismo, el canon, las fuertes inversiones y el legítimo lucro cesante de la empresa ganadora, difícilmente van a poder enjugar los aforos y los números de una gestión directa donde el ánimo de lucro era secundario por mucho que se pretenda una explotación integral del inmueble, por si hubiera pocos y mejor dotados en Bilbao, y de larga duración por aquello de hacer modificaciones estructurales con el dinero de otros. Con este sistema es difícil bajar los altísimos precios y supongo que el pliego no contemplara la reducción de festejos, imagino.

Pero no podrá definir, con garantías, 15 o 20 años vista, la calidad de los carteles, que con la Junta –con mejor o peor suerte- han sido intachables.

Por ello, en este fin de ciclo, como aficionado y como profesional de la información, mi gratitud infinita a todas las facilidades y atenciones dispensadas, amén de extraordinarios carteles…luego sale el toro y….