Luis David pasea oreja y Román deja entrega en Bilbao

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MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ

LLegaba el turno de la juventud con la corrida tyriunfadora del pasado año. Torrestrella ponía el material para la oportunidad de Román, Gonzalo Caballero y Luis David.

Suelto de carnes estaba el primero, pero con dos puñales por delante y una movilidad que sacaba el bofe si no andabas listo para lancear. Sí lo estuvo Román, que sacrificó la brillantez en favor de la imposición con la tela siempre lista a la repetición incansable. Terriblemente asentado fue el quite por gaoneras del valenciano, que tuvo que tragar las vencidas del animal con mucha exposición. Y no fue nada fácil meterlo en la muleta, ni siquiera buscando la inercia de la distancia, porque se venía por dentro y sin clase en los primeros compases, sin humillar nada. Tanto se vino que en varias ocasiones tuvo que hurtar el cuerpo para que no se lo llevase puesto un pitón. Pero no mejoró a zurdas su condición el animal, porque protestó y sacó genio sin que el rubio torero rehuyese jamás el compromiso. Terminó conviertiéndose el trasteo en una pelea callejera en la que le funcionó la cabeza a Román para que no le echase mano. Hasta que se tiró a matar con todo y quedó prendido en un pitón y pateado posteriormente, antes de escuchar una ovación.


También el segundo de la tarde sacó la correa pronto en el capote de Gonzalo Caballero, que tuvo que conformarse con bregar al burraco hasta que llegó la faena de muleta. Y también después, porque se vino descompuesto en la distancia, acusó y exageró los toques de la muleta y se comportó con una movilidad tan pegajosa que resultó defensiva y molesta. Anduvo por la cara Gonzalo y lo bregó como pudo antes de lograr la estocada al segundo intento. Silencio.


Distinto fue el comportamiento del salpicado tercero, un toro serio pero muy bien hecho que tuvo más humillación y sobre todo más entrega en las tellas de Luis David. Brilló a la verónica el mexicano, que saludó a su oponente con mucho descaro. Tanto como el que utilizó para soplarle un quite por zapopinas al pedazo de toro, ajustándose mucho en los embroques. Se le notó la continuidad en los festejos a Luis David, que tuvo frescura y mucho empaque para ligar mucho las tandas con la diestra, por donde se redondeaba mucho el de Torrestrella. Menos lo hacía al natural, pero no fue menor el compromiso del azteca con el toro. Hasta un susto se llevó con las bernadinas del epílogo, pero el tremendo puñetazo que soltó para matar le facilitó la concesión de la oreja.


El cuarto apuntó mucho más en los primeros tercios de lo que luego puso en la arena. Se arrancó al caballo con alegría y humilló en las telas de Román y de su cuadrilla. Pero le costó mucho arrancarse en la muleta, a pesar de la distancia que le daba Román para que se viniese con más alegría. Casi de uno en uno los muletazos, que demandaron una entrega mayor en un animal que tuvo poca. Y más cuando se empeñó en obligar Román al animal en un trasteo de mucha entrega por su parte en el que consiguió construir una serie con la mano derecha que notó mucho el animal. A partir de ahí, cercanías y valor del valenciano, que ya no gozó de arrancada alguna que llevarse al trapo. Volvió a tirarse a matar y consiguió una estocada trasera antes de pasaportar al animal tras un aviso.

Bajo de cruz era el quinto, que abría la cara, sin embargo, más que sus hermanos de camada, y humilló poco en el saludo inconcluso de Gonzalo Caballero, que tuvo que desistir de la brillantez. Se defendió el toro en el caballo, cabeceando y protestando en dos buenos puyazos de Juan Melgar. En la muleta pasó el de Torrestrella sin entrega, sin calidad, sin humillación, sin transmisión para el tendido, pero repitiendo mucho para que ligase Gonzalo las series con la liviandad de la cara a su aire. Por eso muleteó a media altura Gonzalo, pasó el toro y así anduvieron un rato sin entrar en profundidades. Complicado se puso al entrar a matar, sonó un aviso y todo concluyó en silencio.

Al sexto también le echó el paso adelante con el capote Luis David, que mantuvo el nivel de entrega de su primero para redondear la tarde. Áspero el animal en los primeros tercios, le puso los pitones en el pecho a Óscar Bernal cuando lo fue a picar, pero luego se llevó dos varas de perfecta ejecución y bien toreadas. Nuevamente apostó por la quietud, y supo ligar las series con la mano diestra a un animal que iba acortando los viajes hasta quedarse debajo después de la cuarta arrancada. Y fue a menos, haciendo costosos los esfuerzos del mexicano por profundizar. Terminó caminando rebrincado, cual mulo, imposibilitando la transmisión con varios desarmes. Terminó con manoletinas para no guardarse nada y saludar una ovación tras la estocada.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Vista Alegre, Bilbao. Tercera de las Corridas Generales. Menos de media plaza.

Toros de Torrestrella, serios y bien presentados. Díscolo y medidor el repetidor primero, aplaudido; de pegajosa y molesta movilidad el burraco segundo, aplaudido; con humillación y ritmo el salpicado tercero, ovacionado; deslucido y sin humillación el cuarto, aplaudido; pasador sin clase ni entrega el repetidor quinto; deslucido y sin fondo el colorao girón sexto, aplaudido. Saludó el mayoral al finalizar el festejo.


Román (purísima y oro): ovación y ovación tras aviso.

Gonzalo Caballero (caldera y oro): silencio y silencio tras aviso.

Luis David (nazareno y oro): oreja y ovación.

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