Cuarto toro de Victoriano del Río para Perera. Oreja a la profundidad absoluta de Perera frente al cuarto

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“Cantapájaros”, otro nombre histórico en la ganadería de Victoriano del Río, llevaba por nombre el cuarto, número 109, cinqueño, con un peso de 640 kilos y segundo del lote de Miguel Ángel Perera. Suelto en el primer tercio salía el segundo, recetándole Francisco Doblado dos varas, pero dejándolo crudo en el caballo como acostumbra Perera. Eficaces estuvieron sus hombres de plata, especialmente dándole Javier Ambel muchísima suavidad ante un toro que, como sus hermanos, salía muy suelto de los capotes. Templadísimo el torero de dinastía lidiándolo. Buenos pares dejó Curro Javier y fácil anduvo Guillermo Barbero. Torerísimo fue el acercamiento al burladero de Javier Ambel, rematando así una excelente brega. Al público fue el brindis de Perera, que comenzó labor entendiendo al animal a base de profundidad. Excelente fue la siguiente serie por el pitón derecho, arrancando una serie redonda y llegando con fuerza a los tendidos. Por fin un toro le ayudó a Perera a exhibir de nuevo su tauromaquia en la plaza de Madrid como demostró en la siguiente serie, en un temple absoluto y profundo que llegó al primer escenario taurino del mundo. El toro tuvo virtudes pero el defecto de quererse ir, y a base de técnica Perera logró convencer también al animal. Por circulares finiquitó su labor, matando de estocada y cortando una merecidísima oreja. 

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