Impecable e intachable Víctor Hernández en Madrid

Víctor Hernández se llevó la tarde de cabo a rabo, desde el quite en el segundo por tafalleras hasta las bernadinas de infarto en el sexto. El de Santos de la Humosa cortó un orejón al tercero de la tarde, muy encastado y con peligro. Nada fácil. Y Víctor se puso como si fuera bueno con su mano izquierda de corte "tomasista" para enebrar dos series importantísimas, era un toma y daca con el toro, que pedía sólo muleta. Y la encontró en medio de un vendaval. Dejó una estocada casi entera que valió el peso en oro. Con el sexto, mostró las mismas maneras ante un animal sin entrega alguna.

Dos vueltas al ruedo dio Galván. Con su primero, de buena clase, se gustó por ambas manos, suaves las rondas a diestras, los remates alzaban las series. Con la izquierda hubo un buen puñado de naturales sueltos. Con el toro venido a menos, se metió entre los pitones para impulsar la faena a la oreja que debió de cortar tras caer la espada en lo alto. Ante el quinto dio una vuelta de menor peso. El gaditano dio forma a diestras a un soso toro de Castillejo de Huebra. La espada quedó arriba y se desataron los pañuelos... 

Diego Urdiales sorteó el peor lote del encierro. Su primero no tuvo poder y con el cuarto fue misión imposible por el aire. Esta corrida sin aire, hubiera tomado otros tintes, sobre todo en el segundo y tercero.

Plaza de Toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Lleno. Toros de El Pilar bien presentados en su desigualdad.  1°; sin fuerza 2°; con clase 3°; encastado 4°; duro 5°; soso 6°; deslucido. El quinto de Castillejo de Huebra y el sexto de Villamarta como sobreros.

Diego Urdiales, silencio y silencio. 

David Galván, vuelta al ruedo tras petición y dos avisos y vuelta al ruedo.

Víctor Hernández, oreja y ovación tras aviso.