EDITORIAL DEL PROGRAMA LA DIVISA DEL LUNES 5 DE MAYO 2025
PEDRO J. CÁCERES
Sevilla 2025 (Feria de Abril I). “Habemus Papam” … y un gran colegio cardenalicio
El cónclave maestrante, sevillano y universal le han proclamado a Morante el “Papa del toreo” tras su actuación del pasado 1 de mayo. Curiosamente el “Dia del Trabajador”, lo que está reñido, el trabajo, con el arte. Podíamos haberlo entronizado el día que cortó un rabo, pero entonces no se dieron las circunstancias oportunistas para jugar con la actualidad de los tiempos.
Entonces el papado de la iglesia católica no estaba vacante, ahora sí, por unos días. La genial y muy personal actuación del “cigarrero” el pasado jueves ejerció ese efecto contagio que trasmite emociones incontenidas e incontinentes. Fumata blanca, sin matices.
En el toreo, como en la vida, lo positivo es sumar, lo inclusivo, opuesto a lo exclusivo.
Por ello, el cónclave taurino, debería, también, felicitarse porque en lo que va de esta Feria de Abril, al proclamado “Papa”- del toreo- le está acompañando un gran colegio cardenalicio, joven de profesión más que de DNI, quizá un tanto, rebelde, revolucionario y progresista, en el que emergen purpurados en lucha continua en que se les tenga en cuenta en todas las diócesis y archidiócesis de la Tauromaquia (las grandes ferias). Entiéndase: Manuel Escribano, imperial (“Tauromaquia y verdad”), Borja Jiménez, la fe en uno mismo al servicio de la causa, inasequible al desaliento, o Daniel Luque -la ambición y la capacidad-.
Pero en este ciclo sinodal taurino ha habido párrocos de diócesis, pueblos o barrios que también son de Dios y han querido tener su visibilidad: David Galván, como torero, que no como matador, Román, Lama de Góngora, incluso un diácono prometedor al que no dan paso como Samuel Navalón. Y dos seminaristas llamados a ser alguien si el “sistema” se lo permite, parece que sí: Marco Pérez y Javier Zulueta.
Ratificado, sin discusión, el “Papa”, en este “cónclave” le quedan dos encíclicas por impartir, lo mismo que a Escribano, y una a Luque, Ortega y Aguado (los príncipes herederos). Lo mismo que Tomás Rufo, ungido, por dos veces, con la Puerta del Príncipe. Amén de los clásicos, y eternos, “cardenales” con más de 15,20 (o más) años oficiando.
Y, la pregunta del millón ¿Qué papel le reserva la feligresía universal a Roca Rey? ¿el hijo de Dios hecho torero? ¿El mismo Dios de la Tauromquia?
Queda mucha feria, y temporada, por delante y, lo más importante, ya mismo, el “Concilio San Isidro 2025”; donde el colegio cardenalicio de la Tauromaquia se completa con los “arzobispos” toreros ausentes en Sevilla: Emilio de Justo y Fernando Adrián.
Un San Isidro que debe ir buscando hueco a Álvaro Lorenzo tras su exhibición de madurez, técnica, oficio, capacidad y torería expuesta en su única oportunidad el pasado 2 de mayo en Las Ventas.
Todo ello a pesa que, en Sevilla, por ahora, el elemento toro no ha colaborado en lo que va de feria salvo excepciones: la gran corrida de Alcurrucén y algún ejemplar suelto cada tarde que ¿salva? el honor del hierro como el 6º de Jandilla, el 4º de Domingo Hernández y el 5º de la corrida de Victorino, de nombre “Mosquetón” y premiado con la vuelta al ruedo.
Resumiendo, esta 1ª parte de la Feria de Abril (mayo) en Sevilla: “Habemus Papam” … y un gran colegio cardenalicio.
Inclusión y no exclusión de los “ismos”. La frase, ocurrencia, es de Fernando Esteso: “Yo soy de Ponce porque me deja ser, también, de todos”
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