Montado arriba y encampanado era el cuarto cuando salió, toro que se mostró frío en los primeros tercios e incluso reacio a entrar al caballo de Pedro Calvo, metiendo la cara en el peto tarde y mal. Brusco fue en el inicio de faena el animal, frenado en la embestida y sin ningún tipo de lucimiento. En un momento peligroso, el animal hizo por David, volteándolo de forma feísima y, a pesar de que quiso mantener la aparente normalidad, por dentro llevaba la procesión dolorosa el torero madrileño. Lo elevó un metro el toro y la costalada fue monumental. Entró a matar Mora y, tras caer el de Alcurrucén, pasó a la enfermería.
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