" En el libro hablo del miedo que muy pocos toreros hablan, de la soledad de las habitaciones; ha sido contar mis sentimientos"
" Me parece un sueño de un abrir y cerrar de ojos, todo ha pasado muy rápido, parace ayer cuando tomé la alternativa y ya han pasado 22 años"
Entrevista por Pedro Javier Cáceres
Los que ya tenemos una edad y los más viejos del lugar, pues se acordarán de los príncipes del toreo José Cubero, Yiyo, Julián Maestro y Lucio Sandín. Julián Maestro es noticia porque a través de un blog desde hace mucho tiempo ha ido exponiendo literariamente sus sentimientos taurinos y no taurinos en una obra pedagógica realmente extraordinaria. Y ahora ha hecho una recopilación de todos esos sentimientos en un libro que acaba de publicar. Se llama “ El refugio de mis sentimientos”.
Bueno, príncipe del toreo.
Bueno, eso ya queda muy lejano. Me suena extraño, pero durante una época nos consideraron los príncipes del toreo.
Creo que fue Antonio de Olano el que os bautizó.
Esto fue una idea de un señor cuando la Escuela Taurina de Madrid era la única que había en toda España, que se llamaba Augusto de la Torre, este era un hombre que en su día quiso ser torero y se acercaba por allí por la escuela muchas veces y fue el que nos bautizó con los principios del toreo.
Los príncipes del toreo fuisteis la segunda promoción de la Escuela de Tauromaquia de Madrid.
Efectivamente, el primero fue Juan Carlos Herránz, Fernando Galindo y Fernando Lechuga. Y luego, ya a nivel quizá más popular fuimos nosotros, porque ellos fueron el año 77 y nosotros fuimos años 78 y 79. Incluso llegamos a debutar no oficialmente con caballos, los tres juntos en el año 79 en Las Pedroñeras en Cuenca, y luego oficialmente cada uno en San Sebastián de los Reyes fue Yiyo, Lucio en Ciempozuelos y yo en Carabanchel, en Vistalegre.
¿ Qué recuerdos guardas de tu etapa de novillero y matador de toros?
De novillero muchos muy bonitos y variados. Incluso anteriormente, ya iba por la casa de campo antes de estar la escuela y maté algunos becerros. En realidad, lo que adquirí fue oficio, conocimientos y técnica. Pero más o menos el toro de salón lo conocía y al haberme puesto delante de algunas becerras y haber matado algunos becerros también. Entonces, a raíz de la escuela, la época de la escuela, los principios del toro, para mí fue la época más bonita, porque vivíamos como figuras del toreo sin serlo. Íbamos a los mejores hoteles, a todos los sitios muy bien llevados y con muchas exigencias, porque Martín Arranz era el hombre que nos dirigía y nos exigía. Pero luego nosotros más o menos también cumplíamos. Luego, cuando salí de la escuela, me encontré con la cruda realidad. Te encuentras con estómagos sin escrúpulos, te encuentras con personas que te utilizan, te encuentras con personas…descubre la otra cara del toreo. Y luego el resto fue un poco de además altibajos. La carrera no fue bien dirigida, en algunos momentos yo tampoco estuve como tenía que estar... Y te encuentras pues con una cara distinta a la que soñabas y pensabas que era esto.
Tomaste la alternativa.
Después de 13 años de banderillero, cuando toreé mi última novia en Madrid en el 89, me corté la coleta. Y esa misma noche ya estaba arrepentido de lo que hice y yo sabía que dentro del mundo del toro tenía que seguir, porque fuera del toro nunca me he sabido digno. Me veía perdido y me hice banderillero. Pero siempre con mi espina de ser matador de toros. Era una espina que tenía clavada y con lo que había soñado de niño. Y surgió la posibilidad en Móstoles, donde yo vivo a través de un concejal y tomé la alternativa. Luego tuve otra corrida en España. Me fui a la aventura México, allí toreé tres corridas por los estados y a mi regreso a Madrid por la empresa que regentaba entonces la Plaza de Madrid no me quiso poner a confirmar y no me quedó más remedio que bajarme de esa nube y volver a mi categoría de banderillero, que es donde me jubilé.
Has escrito un libro recientemente…
Es una recopilación de todo lo que he estado escribiendo durante varios años. Y aparte de eso, le ha añadido tres o cuatro capítulos inéditos. 3/4 de lo que está escrito, de toros. Pero luego no solo hablo de toros, porque como bien dice el título, es el refugio de mis sentimientos. O sea, cada vez que me sentía en soledad o me sentía herido o me sentía alegre, en vez de dar el coñazo a un amigo, me ponía a escribir y reflejaba y en el refugio reflejaba mis sentimientos. Entonces, también hablo de la vida, hablo de música, hablo del amor, hablo de mi antiguo barrio, de las plazoletas... Y luego también participa gente del toro, el doctor Crespo, el doctor Vaca, que fue el copero de la cornada de Morante en Huesca. También ha hablado un compañero de medicina, Pablo Nevado, Marcial Álvarez, que era vecino mío y su madre y mi madre eran como hermanas.
Han pasado muchos años, pero creo que tengo la memoria clara. Tú vivías en Carabanchel, creo.
En Lucero, al lado de Carabanchel.
Eras el rubio de Casa Rubios.
Mi padre era de allí y algunos aficionados del pueblo me consideraban de allí. Pero yo en realidad soy de Madrid. Nacido y criado en Madrid, pero mi padre sí es de Casa Rubios. Se vino con 11 años. Hemos tenido relación con el pueblo.
¿Cuándo empezaste con el blog?
Tres años e intensamente el último año y medio, había cosas que compartía, otras que no, pero en el blog he compartido de toros. Yo me he descubierto en el libro.
Es un viaje al pasado que empieza en un frío invierno del 73. ¿Qué pasó en ese invierno del 73?
Viendo una película de toros con el título “El espontáneo”. Yo vi unas imágenes de unos chavales que entrenaban en una azotea, en una terraza. Y aquel niño de nueve años se le quedó grabado. Y entonces empecé a bajar por la Casa de Campo de Madrid y allí vi a entrenar a toreros de la época como Pedro Sánchez, a Vicente Montes, a Lázaro Carmona, a Garbancito... Y ahí empezó todo. Al principio me llevaba a mis hermanas, para que me embistieran y a los 15 o 20 días abandonaron y yo seguía yendo. Y después de aquello ya vino la escuela en el 76. Recuerdo el invierno que fue muy frío. Yo me acuerdo de que mi padre siempre tenía por costumbre al acabar de trabajar con sus compañeros decía: mi hijo va a entrenar esos meses de invierno frío…
Y según este libro, ¿cómo acaba? ¿cuál es el último relato?
El último relato acaba en mi último día de toros en Moralzarzal. Aunque luego he escrito cosas después, pero mi etapa taurina acaba en el 2018 y después de aquello hay algunas cosas. Después hablo, por ejemplo, de aquellas viejas canciones. Es un capítulo de cuando yo iba a torear. Pues estás más sensible a todo. Y me acuerdo un día, por ejemplo, que iba a torear a Villarcayo y camino de la plaza pasamos por las atracciones de la feria y había una canción de un grupo, Tequila, que se llamaba “Déjenme dormir”. Y ahí si pensaba que me gustaría irme al hotel y dormirme. Entonces, se empieza a hablar de canciones que han sido parte de mi vida por cosas que a mí me han pasado. Está inspirado en momentos del toreo y de mi vida, pero con letra de canciones.
¿ Lo has editado tú o has tenido alguna editorial detrás?
Mira, yo creía mucho en el proyecto y de hecho se está vendiendo bastante bien. Está editado con la editorial Círculo Rojo, pero es una autoedición. Entonces, el mes que viene, según me ha comentado la editorial, va a estar en las grandes plataformas, pero me quedé con una partida de libros, porque las grandes salas editoriales se llevan gran parte de tu esfuerzo y yo me he quedado con algunos, así lo vendo al mismo precio que lo van a vender ellos, yo te lo vendo y encima no cobro los gastos de envío para amortizar mi microcrédito. Pero no lo he hecho con ánimo de ganar dinero, lo he hecho guiado por mi alma. Porque quiero que se sepan cosas que nunca conté. Hablo del miedo que muy pocos toreros hablan, de la soledad de las habitaciones, del miedo... Creo que voy a cubrir perfectamente los gastos, porque lleva el libro desde el lunes y ya se han vendido 25/ 30 libros.
Has vivido de profesional y has vivido la tragedia de Yiyo y el accidente de Lucio, no sé si sigues manteniendo relación con Lucio.
Se vino a Madrid. Está también en una óptica. Está de gerente en óptica y aunque no es un trato de continuo porque él anda muy ocupado en ese tema de vez en cuando nos hablamos, y hablamos mucho. Nos podemos pegar dos horas hablando de toros y de la vida.
Cómo pasa el tiempo, cómo pasa el tiempo…
A mí me parece todo esto increíble. Me parece un sueño de un abrir y cerrar de ojos. Parece que fue ayer cuando tomé la alternativa y ya han pasado 22 años también. Si es que te das cuenta, ya hemos consumido 3/4 de nuestra vida.
De todas formas, vamos a ver, quién te lo quiera pedir a ti directamente, contactar contigo.
Sí, ponerse en contacto conmigo. También hay un correo electrónico que es elrefugiodemissentimientos@gmail.com. A través de ese correo electrónico también lo puede pedir. Y luego el tema de las plataformas, la editora que te lo manda a ti.
Ha sido muy bonito volver a hablar contigo. Lo mismo que hace aproximadamente un par de años. Una entrevista que le hice también a tu compañero Lucio Sandín.
Muy bonita te quedó, te quedó preciosa. Yo creo que con el tiempo habéis sido grandes profesionales tú, como Molés, que lo admiro mucho también porque yo guardo muy bonitos recuerdos... Creo que no se os ha valorado en vuestra justa medida. Tenéis el reconocimiento de todos, pero no merecéis el olvido, un mayor reconocimiento profesional porque habéis sido muy buenos con el de arriba, con el de abajo y con el del medio. Habéis sido muy buenos, por lo menos conmigo.
A seguir refugiándose en tus sentimientos. Y para preparar un segundo libro dentro de un tiempo.
Bueno, de aquí a un tiempo, si escribo otro que no lo sé, sería una novela. Hay un capítulo que es producto de mi imaginación que puede ser perfectamente real, hablo del muchacho que empieza con muy buenas condiciones, que lo empiezan a ayudar. El chaval lo coge una casa grande, deja al apoderado que confía en él… Los primeros años de alternativa son muy buenos y llega un momento en que un toro lo pega una cornada y lo deja inútil para la profesión. Y todos esos admiradores que tenía en la habitación al final resulta que nada más que le queda el cariño de su padre y de su madre, nada más que le queda ese amor. Lo demás, todo se evaporó.
Precioso relato, porque es real como la vida misma.
El chaval al final se hace psicólogo para superar el trauma de ese contraste de tanta gente y al verse solo se hace psicólogo para superar todo eso.
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