​En vísperas de elecciones en que España y La Tauromaquia se la juegan, ante el abyecto inmovilismo del sector , Francia y un pequeño pueblo llamado Istres han vuelto a dar una lección de amor a los toros

Istres: La importante "letra pequeña" de los toros hacia el siglo XXI

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Istres: La importante "letra pequeña" de los toros hacia el siglo XXI


En vísperas de elecciones en que España y La Tauromaquia se la juegan, ante el abyecto inmovilismo del sector , Francia y un pequeño pueblo llamado Istres han vuelto a dar una lección de amor a los toros



Hoy me pedía el cuerpo editorializar sobre la importancia de las elecciones del próximo domingo puesto que el próximo lunes la suerte estará echada, y no pinta bien; ni para España ni la tauromaquia.

En cualquier caso, cuando estamos a unos días de una segunda oportunidad en pocos meses -el tren suele pasar sólo una vez cada cuatro años- no parece que el inmovilismo del sector taurino, entre acojonado y pasota, vaya a mover ficha… Pues con su pan, que es el de otros muchos inocentes –los aficonados-, se lo coman.



Pasa que Francia y un pequeño pueblo llamado Istres han vuelto a dar una lección de amor a los toros, y los acontecimientos de estos días, principalmente el domingo, son baza mayor que la menor de hacer un esfuerzo de llamamiento y aviso ante las elecciones que nadie del “toro” va a agradecer.



Istres, con un coso de no más de 3.000 localidades, ha alcanzado en estos días, con su feria, su mayoría de edad; y lo ha hecho con tan sólo 15 años. Y ya no hablamos de oídas (o contadas) lo narramos con elementos de juicio por su decisión de salir al exterior y retransmitir por TV gran parte de su apretada feria de 5 festejos en un fin de semana.


Posiblemente Istres se haya mirado en el espejo de la española Olivenza para confeccionar una feria amable que sea el gran acontecimiento de “paso del Ecuador” de la temporada en territorio galo.



Pero a diferencia de la previsibilidad de la cita española Istres, desde hace unas temporadas, crece merced a sacarse algún conejo de la chistera. Este año, amén de la alternativa de Galdós era la “encerrona” de Enrique Ponce trufada de lírica y elegancia desde su presentación en Madrid hasta la puesta en escena de sus reclamos publicitarios.


Sus llenos durante los cinco espectáculos y el broche de oro con la apoteosis y el éxtasis poncista de ayer (rabo, indulto, orejas en todos los toros y el torear 5º y 6º de “esmoquin” –larga cambiada incluida-) avalan la gestión municipal y la la gerencia de Bernard Marsella.



Habrá francotiradores que se rasguen las vestiduras sobre la permisividad en toro y trofeos de esta parte de la afición francesa y la (dirán) desmesura de la borrachera poncista de ayer.

Pero estos mismos son los que peregrinan año tras año a Olivenza, con el mismo talante festivo que los franceses de Istres y con igual o menos toro.

Incluso son el mismo personal que en la misma Istres se entusiasmaron con Morante o revivieron tiempos felices con la reaparición por un día de Joselito.



El caso es “sodomizar” (dar por saco en cursi). Y a Bernard Marsella, a Istres y a Enrique Ponce que les quiten lo “bailao”.



En plazas pequeñas como los pequeños detalles son fundamentales para hacer la historia más grande.



Más, refrán : “ si la envidia fuera tiña, cuantos tiñosos habría”.


Y en esto del toro, sector y “afisionaos” son legión. 





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