Se convirtió en un barrizal el ruedo de Madrid en el sexto de la tarde, cuando comenzó a llover torrencialmente en la capital y se hizo peligrosa la actuación del portugués Joao Moura. Comenzó el público a abandonar el tendido entre el mérito del joven de los Moura, clavando y cambiando de pista a pesar de las arduas condiciones climatológicas. No prestó el público atención a la labor del joven, que dejó un gran rejonazo final.
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