Hondo, alto y largo era el serio primero de Miura, al que Rafaelillo recetó hasta tres largas cambiadas de rodillas al hilo de tablas y luego el animal perdió las manos cuando le planteó el toreo a la verónica, desluciendo ese momento. Blandeó mucho en el tercio de varas, medido, y fue muy protestado durante éste y en banderillas tras caerse en varias ocasiones. Y todo lo puso Rafaelillo en una obra de pulso, tacto y media altura en la que se rompió a torear por la derecha Rubio. Llegó arriba en series de calado por ese lado las que destacaron varios cambios de mano de calidad. Por el izquierdo era más complicado. Al natural por ambos lados epilogó obra, ya con el animal con más sentido. La estocada, hasta las cintas y efectiva, puso en sus manos una oreja de peso.
De menor presencia era el Pañero segundo, frío de inicio y que no dejó a Morante más que poner voluntad a la verónica en un quite sin brillo. Echó la cara altísima en la lidia en banderillas y acortó obra Morante, saliendo incluso con la espada de verdad a realizarla. Le costó introducir el acero y fue abroncado y el toro, incomprensiblemente, escuchó leves palmas en el arrastre. Bronca para Morante con el segundo de Miura, con el que acorta faena.Con la cara altísima en la lidia el complicado segundo.
De 552 kilos era el sardo tercero, primero del lote de Curro Díaz, animal al que recetó Curro Díaz un jugoso saludo a la verónica. Pero comenzó a quedarse corto en las telas; por la derecha planteó la primera parte de su obra el jiennense, qur inteligentemente alargó el trazo del muletazo para intentar corregir el corto viaje del de Miura, pero fue misión imposible porque empezó a reponer y a sacar peligrosidad. Faena de toque fuerte, de ponerle mucho las telas en la cara para que no pensase el toro y en la que la experiencia de Díaz salió a relucir. Por la zurda reponía aún más. Espada en mano, dejó una estocada caída efectiva. Oreja.
De 528 kilos era el remiendo cuarto de Núñez del Cuvillo, al que Rafaelillo saludó con verónicas a pies juntos. Animal noblón pero muy a menos en su condición, con el que tiró de raza el murciano. Estuvo firme por ambos lados y destacó especialmente en algunos finales de serie, finalizando también por naturales por ambos lados. No obstante dos pinchazos previos a la estocada emborronaron su obra. Aún así el tendido pidió un premio concedido. La faena se la brindó al torero linarense José Fuentes. Rafaelillo brinda a José Fuentes una faena de garra al cuarto, al que corta otra oreja.
Se quedaba corto en las telas de la capa de Morante el Florido quinto de Miura, de 486 kilos, un animal que evidenció aún más esa condición cuando salió del caballo. Y de nuevo salió con la espada de verdad Morante, que probó al animal e intentó sacarle algún derechazo con voluntad, pero finalmente acortó faena entre la bronca del tendido. Pitos.
También friote de salida fue el sexto, de 445 kilos, animal que no dejó lucirse a Curro Díaz. Ya mostró peligrosidad en el inicio de faena, pero se impuso el linarense en una serie por la diestra en la que selló su toreo primoroso. Con sabor el epílogo de faena, que remató con espadazo entero. Oreja.
Plaza de Toros de Linares. Casi tres cuartos de entrada. Corrida 75º aniversario por la muerte de Manolete. Toros de Miura y Núñez del Cuvillo (4º).
Rafaelillo, oreja y oreja
Morante de la Puebla, pitos y pitos
Curro Díaz, oreja y oreja
Foto: Prensa Rafaelillo
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