​El Juli y más de 25 años en la cima

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La semana pasada se cumplían 25 años del indulto del novillo Feligrés por El Juli en la Plaza México. Muchos tienen marcada esa fecha cómo la confirmación absoluta de que el niño se convertía en figura del toreo.


El Juli lleva aguantando una tremenda presión desde que se desprendiera de la tronera del burladero en aquella noche de Chinchón. Ya estaríamos hablando de casi 30 años, un dato demoledor cuando hablamos de un torero que no ha cumplido los cuarenta.


En estos casi treinta años El Juli ha tenido que ir adaptándose a los tiempos, es decir, madurando con el problema de que un torero no lo hace a la velocidad del resto de los humanos.

Cuando se enfrentó a Madrid a solas siendo un niño, dejar de ser un niño y lo que eso supone en el juicio del público, dejar las banderillas y elegir tu propio camino…


No nos paramos a pensar que en 25 años El Juli no ha fallado nunca, no se ha tomado un descanso ni se ha puesto a desaparecer para querer ser más deseado. El madrileño siempre ha huido de las excusas y ha buscado en su propio toreo la capacidad de seguir siendo deseado por el público.


Si nos retrotraemos a la carrera del torero le veremos compartiendo cartel con Espartaco, Joselito, César Rincón, Enrique Ponce, los mediáticos… pero también con todos y cada uno de los toreros que iban saliendo cada temporada.


En ningún momento El Juli ha dejado de dar la cara sabedor de su responsabilidad en años tan duros como los de la crisis del ladrillo o el COVID. Ser figura es algo que obliga a algo más que torear.

El torero madrileño se ha tenido que enfrentar cada año a la mayor exigencia de los públicos, a los toreros que ocupan momentáneamente lugares privilegiados por modas y al lógico cansancio de quién tanto te ha disfrutado. La mejor respuesta ante esto la ha dado este año en una temporada arrolladora.


Sus faenas ante toros de La Quinta en Madrid y recientemente El Puerto, su Puerta del Príncipe en Sevilla o la labor ante el Garcigrande de la confirmación de Rufo, nos deja claro que su ambición está más fuerte que nunca.


Este próximo sábado 13 de Agosto volverá a una de sus plazas principales, Pontevedra, en la que le han visto triunfar más de una decena de veces. El Juli sabe que va a ser exigido y que no cuenta con el factor de la novedad pero sabe también que en sus muñecas y su privilegiada cabeza está la capacidad de volver a poner boca abajo el coso de San Roque.


El Juli ya es parte de la historia de la tauromaquia, disfrutemos de cada lección de un torero cuya carrera siempre tiene la capacidad de sorprender para seguir en la cima.

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