Destaca Juan Ortega en una deslucida corrida de Juan Pedro Domecq
El sevillano hace lo más granado ante un encierro sin posibilidades de Juan Pedro Domecq
Morante de la Puebla se abrió de capa con su primero con mejor intención que forma. El de Juan Pedro se metió por dentro en cada lance. José Antonio intentó que rompiera en las telas, pero fue caso omiso por parte del burel, sobre todo en las primeras series. Aún así, Morante no lo vio claro, parecía incómodo en el ruedo Venteño.
En su segundo salió con cero predisposición. No le gustó en absoluto el toro, de buenas hechuras, a Morante. Dio órdenes a Cristóbal Cruz para que lo masacrara en varas. Llegó sin un ápice de raza el toro a la muleta. Tiró por la calle del medio.
Juan Ortega realizó lo mejor de la tarde. En su primero esbozó unas verónicas sabrosas, jugando bien los brazos y la cintura. Ahí quedó lo más reseñable en su primer toro, que fue muy deslucido en la muleta y sin entrega.
En su segundo estuvo pinturero, con cierto gusto. Quitó por verónicas despaciosas, toreando al toro. Empezó por alto Ortega, dando distancia al toro, que el primer y segundo muletazo se los tragaba, pero a partir de ahí se quedaba debajo, teniendo que rectificar Ortega. La gente no echó muchas cuentas, debido al sopor de la tarde- como es lógico-, pero dio cuatro naturales excelsos, aunque todo un poco embarullado. Hacia tablas y a dos manos, recetó lo mejor de la tarde.
Pablo Aguado estuvo espeso de ideas con el burraco tercero, el más potable del encierro. No cogió el aire por el pitón derecho, que iba y venía con cierta prontitud, aunque se vencía. No pulió el tornillazo al final del muletazo. Por el izquierdo el toro tenía mal estilo, viniéndose por dentro. La faena trascurrió entre enganchones y dando pasitos para buscar la colocación.
El sexto no valió nada. Aguado hizo una faena de largometraje y todo por fuera. Queda tocado tras su paso por San Isidro.
Plaza de Toros de Las Ventas. Lleno de no hay localidades. Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación y deslucidos en líneas generales.
Morante de la Puebla, silencio y pitos
Juan Ortega, silencio y ovación
Pablo Aguado, silencio y silencio tras avisoGALERÍA FOTGRÁFICA DE ALFREDO ARÉVALO
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