Salimos más fuertes, no lo dilapidemos

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EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 15 DE NOVIEMBRE 2021)


Salimos más fuertes, no lo dilapidemos


La irrupción del COVID en febrero/marzo de 2020 supuso un cambio de modelo de sociedad en hábitos y pérdida de poder adquisitivo hasta, en muchos casos pasar de la zona de confort a casi, o sin casi, la indigencia. Pocos sectores productivos se salvaron de la ruina, la Tauromaquia, tampoco.


Han sido tiempos muy difíciles de sobrevivencia afectando, como siempre, a los más vulnerables. En “el toro” los más damnificados han sido ganaderos y rejoneadores (no nos olvidemos de ellos) porque no solo no han generado ingresos, sino que han tenido que soportar gastos propios del mantenimiento de los animales que tienen la “mala costumbre” de comer todos los días, con pandemia y sin pandemia. El toro, además, tiene una fecha de caducidad al cumplir los 6 años que les supone ir, de cabeza, al matadero. Por supuesto que aquellos profesionales directos e indirectos que viven al día, también.


La tragedia del 2020 no podía ser replicada en 2021 y con ayuda de la vacuna, todos nos hemos puesto las pilas. En el toreo la responsabilidad de los profesionales, liderados por el 90% de las figuras, la bendita osadía de algunos empresarios y la supuesta unión del sector capitaneada por la FTL, más la inestimable colaboración de Movistar Toros, y el ansia de libertad de aficionados y público, en general, han hecho posible mirar al futuro inmediato con razonable optimismo.


Todo se deduce de un informe publicado por la agencia EFE en el que se plasma que la actividad taurina recuperó, en 2021, un 70%, a pesar de las restricciones, todavía en vigor, respecto de la última temporada desarrollada en normalidad, 2019. Además, han incrementado en un 84% los festejos mayores (560 entre corridas de toros, rejones y novilladas picadas) respecto del dramático 2020 (88).


Nos referimos, naturalmente, a la recuperación de espectáculos que no económica por el esfuerzo que todos han tenido que hacer por las restricciones de aforo y por lo tanto del único ingreso de este sector que es la taquilla.


Si tenemos en cuenta que para 2022 la perspectiva es que se celebren con normalidad grandes ferias que no han podido hacerlo en este ejercicio como Fallas, Abril completo, San Isidro sin restricciones de ningún tipo, San Fermín, Málaga, Semana Grande (Bilbao y San Sebastián)…es fácil que el número de espectáculos  superen las cifras del 2019.


Resalto lo de “número de espectáculos”, porque no nos podemos engañar, que la productividad en los años 19 y anteriores era inflacionista, donde muchos festejos eran deficitarios en la relación costes e ingresos, principalmente las novilladas.

¡Ojalá! las penurias provocadas por el virus obligando al reseteo del sector para evitar su extinción sea lección aprendida para no repetir los vicios del pasado y salir más fuertes cara al 2022. 


La pandemia ha marcado el camino para hacer de La Fiesta un sector sostenible y no impostado, no lo dilapidemos.




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